Stan y Olli son dos pingüinos Rey que no lograron adaptarse al ambiente heterosexual propuesto por el Programa Europeo de Conservación (EEP), que justamente buscaba que estos machos lograran aparearse con las hembras en un afán de procreación y conservación de la especie.
No obstante, la intención de relacionarlos no tuvo éxito, “nunca se aparearon. Y en la época del celo, sólo querían estar el uno con el otro”, por lo que ahora los especímenes serán trasladados al zoológico de Hamburgo, donde convivirán únicamente con pingüinos macho.
Un caso curioso que pone en tela de juicio una vez más el argumento social de la homosexualidad como una obsesión antinatural.
Sin Embargo