Chad Groeschen es un hombre de 39 años que aprendió por las malas que nunca hay que irse a dormir con los lentes de contacto puestos sobre sus ojos, informa Excelsior.
Un noticiero local informó que, lo que comenzó como una pequeña comezón en el ojo, acabó como la ceguera total en un ojo causada por una infección bacterial tratable, pero con consecuencias permanentes.
Chad comenta que sólo se había ido a dormir una noche con los lentes de contacto puestos cuando, al otro día, comenzó a sentir una leve irritación en su ojo izquierdo que pronto derivó en una vista nublada. Durante los días posteriores, el daño ya era irreversible.
La víctima de este descuido detalla su infección ‘como si le taladraran un ojo por horas’.
La experiencia de Chad nos deja con una lección importante sobre el uso de este tipo de lentes de contacto: nunca dejes de tomar las precauciones debidas.
A continuación, ofrecemos algunas recomendaciones para los usuarios de este tipo de dispositivos:
Lavarte las manos con agua y jabón antes de manipular tus lentes de contacto.
Minimizar el contacto con el agua pues ésta seca los lentes. Necesitas una solución especial que venden en cualquier farmacia.
Almacena siempre los lentes en su lugar. No olvides llenar cada empaque con solución especial para evitar que se sequen.
Remueve los lentes antes de ir a dormir. Nunca te los dejes por demasiado tiempo.
Fuente: Excelsior