La rapidez con la que el receptor abierto estelar Antonio Brown dejó el sábado a los Raiders de Oakland, y a las pocas horas fichó por los Patriotas de Nueva Inglaterra, impidió que pudiese jugar esta noche con su nuevo equipo, los actuales campeones del Super Bowl.
Los Patriotas, que le dieron a Brown un contrato de 15 millones de dólares, nueve garantizados, por una temporada, no podrá estar listo para jugar con ellos hasta la Segunda Semana de competición de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), cuando se enfrenten a los Delfines de Miami.
El nuevo contrato de Brown contiene algunas especificaciones, por lo que el bono de firma que obtendrá, junto con cualquier otro dinero ganado como jugador en 2019 y 2020, le reduce la cantidad que podría buscar en una posible queja por sus garantías anuladas con los Raiders.
Los Patriotas, campeones defensores del Super Bowl, debutan esta noche en la nueva temporada del fútbol americano en su campo, en donde recibirán en el partido nocturno a los Acereros de Pittsburgh, el exequipo de Brown.
Los Acereros quisieron que siguiese con ellos, pero Brown pidió que lo traspasaran y consiguieron un acuerdo con los Raiders, donde no ha tenido más que problemas y enfrentamientos con sus nuevos compañeros y directivos, además de la polémica de querer seguir utilizando el casco antiguo que ya no está permitido por la NFL.
Las multas que los Raiders le impusieron por más de 200.000 dólares y el quitarle el derecho a tener un salario garantizado, forzaron su salida del equipo sin que disputase ningún partido de liga con ellos.
Mientras, los Patriotas volvieron a sorprender con el fichaje de un jugador talentoso, pero con problemas de adaptación que le costaron quedarse sin equipo antes de comenzar la competición regular.
Lo hicieron cuando lograron los servicios de su actual receptor Josh Gordon, el miembro del Salón de la Fama Randy Moss y el corredor Corey Dillon.
Source: Deportes