Coraje tabasqueño-Agridulce-Caos gubernamental

Triste pero cierto. Andrés Manuel López Obrador no suelta el tema electoral y todavía no traga que en Chihuahua dijeran que “no” a Morena y a su 4T, y eligieran el “prianismo” por encima de su “bendita transformación”. No supera aún que los chihuahuenses hayan preferido al PAN y al PRI, como él afirma, por encima de su querido Juan Carlos Loera, el candidato que él mismo impuso, a pesar de que la lógica, y también las encuestas, señalaran que era Cruz Pérez Cuéllar quien debía contender por la gubernatura. Hoy, el expanista es alcalde electo de Ciudad Juárez y Loera anda deshojando la margarita si regresa los últimos dos meses a la Cámara de Diputados o a la súper delegación de la que salió para ir en busca de su pretensión de ser gobernador. Lo cierto es que esa obsesión del tabasqueño por Chihuahua, que lo trae aventando su veneno, muy común en él, debería de preocupar a la gobernadora electa, y no porque haya una vuelta de timón o alguna impugnación, sino porque seguramente, el emperador macuspano no se tentará el corazón para dejar a Chihuahua sin participaciones federales, por más que desde el estado le lleguen a él miles de pesos que seguro ya están etiquetados para ser repartidos entre millones de personas, listos para comprar voluntades.
Por cierto, y ya que hablamos de las pensiones que entrega la Secretaría del Bienestar a los adultos mayores, vergüenza les debería de dar a todos aquellos fanáticos de AMLO y Morena, que reclaman que los adultos mayores estén cobrando el apoyo “a pesar de haber votado por el PAN”. ¿Qué parte no comprenden de que ese dinero que entrega el gobierno federal proviene de los impuestos? ¿Acaso suponen que sale de los bolsillos de López Obrador o de los de Morena? Ese dinero llega a las arcas de Hacienda a través de los impuestos, así de sencillo, pero la mezquindad y ruindad de esos personajes que se dicen “antiprianistas” no tiene límite… idénticos a “ya saben quién”.

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Continuando con los indignados de la 4T, los cuales tienden a sentirse moralmente superiores a pesar de tener las mismas o peores mañas que los “prianistas”, el que no supera que la consejera presidenta del IEE, Cata Espino, se haya reunido con empresarios tres días antes de la elección del domingo, es el candidato perdedor, el morenista Juan Carlos Loera, el cual acusa al órgano electoral de “pactar con los poderes fácticos”, a pesar de que esa reunión fue abierta a los medios de comunicación y se hizo un miércoles a mediodía, con el objetivo de que el IEE y las cámaras empresariales acordaran el famoso “Gordo Cívico”, ese ofrece descuentos si se ejerce el derecho al voto, así que sí, ese día la consejera presidenta sí estuvo con empresarios, pero no en lo oscurito, como sí lo habría hecho Loera con Yuri Zapata, el depuesto consejero presidente del IEE que el INE designó en su momento y que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación les tumbó, con el cual, nos dicen, el candidato de Morena y el gobernador Javier Corral tenían bastantes migas y cariños. Quizá todo se llame destino.

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Para no dejar nada en el tintero de lo que dejó la elección constitucional del domingo, pues el eco y la resaca todavía andan fresquecitos, quien trae un sabor agridulce por lo sucedido ese día es el activista Adrián LeBarón, el cual está feliz porque Maru Campos se alzó como la próxima gobernadora de Chihuahua, pero preocupado porque Alfonso Durazo será el futuro gobernador de Sonora. Y es que Adrián, como la mayoría de la comunidad mormona que habita el noroeste del estado, sus actividades se dividen entre ambos estados, tanto, que la masacre donde fueron víctimas su hija y nietos, ocurrió en la línea divisoria de ambas entidades. Así que por más que aplauda el triunfo de Maru, con la cual se apostó desde que comenzaron las campañas, a Adrián LeBarón le preocupa Durazo, sobre todo porque se dice que en esa elección sonorense, algo extraño sucedió el domingo con el crimen organizado.

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Y donde todo es extraño, aunque no raro, es lo que sucede al interior del Gobierno del Estado, cuyas dependencias están reventadas por falta de pagos, adeudos millonarios y una administración de los dineros que sonrojaría hasta el duartismo mismo. Y es que ahora, tal como lo adelantamos la semana pasada, cuando las unidades de la Fiscalía General y de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal se quedaron varadas por no saldar deudas con el arrendador, lo que seguía eran las broncas con el personal médico del Ichisal, a quienes les siguen reteniendo el 10 por ciento de su sueldo, pero ni siquiera saben dónde queda y en Hacienda se hacen los occisos que nomás flotan. Al tiempo, que el caso continuará.


Source: Columna