Mapachadas generales-Incongruencias presidenciales-Ocurrencias naranjas

Más tardó el candidato de Morena a la gubernatura, Juan Carlos Loera, en denunciar que Teresa Ortuño, directora del Colegio de Bachilleres, anda presionando a directivos y maestros del Bachi a que voten sí o sí por los aspirantes del PAN, lo cual no dudamos ni tantito, conociendo a doña Tere, pero como dicen por ahí, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra, y eso es lo que salió a flote ayer, pues apenas reveló el morenista las presiones de Ortuño, cuando nos enteramos que lo mismo andan haciendo los líderes sindicales de la Sección 8 y 42 del SNTE, pero en beneficio de Loera de la Rosa, con eso de que además de ser candidato de Morena, el juarense también lo es del Partido Nueva Alianza, precisamente el partido de los profes, quienes se aliaron con el oficialismo de la 4T y el del Trabajo para impulsar a Loera a la gubernatura, tanto, que nos comentaron que desde el arranque de campañas hasta que el gobierno estatal se puso más estricto con los eventos masivos, los del SNTE les exigían a los sindicalizados que llevaran como mínimo cuatro personas, y si no se podía por el miedo a la pandemia, que al menos les consiguieran igual número de credenciales de elector.

Así que las mapachadas, presiones y demás linduras en las que la FEPADE debería intervenir, están a la orden del día, pues no sólo son los partidos políticos los que andan metiendo su cuchara en el proceso electoral, sino hasta los mismos funcionarios públicos de todos los colores y sabores, empezando por el inquilino de Palacio de Nacional, Andrés Manuel López Obrador, quien se preocupa más por las elecciones que por ejercer su cargo como Presidente de la República, además, pasando por gobernadores, presidentes municipales y hasta funcionarios de medio pelo, ya que todos, todos, sin distingo de ideologías o colores, piensan más en el hueso futuro que en la carne que ya tienen, prefiriendo que se les agusane.

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Aunque no existe otra cosa más mezquina que politizar las tragedias, o lucrar electoralmente de ellas, no cabe duda que a los expertos en hacerlo durante tantos y tantos años, ahora les tocó bailar con la más fea. Nos referimos a la desgracia del accidente en la Línea 12 del Metro, que dejó más de 20 muertos y decenas de heridos. Y es que ni a quién más culpar, como es costumbre del tabasqueño, si los responsables de la construcción y posterior mantenimiento son dos de sus delfines en el 2024, sus consentidos: el canciller Marcelo Ebrard y la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum. Y aunque repetimos, no hay mezquindad más grande que lucrar políticamente con las tragedias, el inquilino de Palacio Nacional y sus seguidores lo han hecho desde siempre y a raíz de ello llegaron al poder, tan sólo hay que recordar lo que hicieron con la guardería ABC y los 43 de Ayotzinapa. Ahora que los responsabilizan a ellos, los “pobrecitos” se victimizan, echándole la culpa a la prensa. Así de incongruente es el “mesías tropical”.

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Quién sabe en qué andarían pensando los candidatos de Movimiento Ciudadano a la gubernatura y a la alcaldía de Chihuahua capital, Alfredo “El Caballo” Lozoya y Miguel Riggs, que decidieron jugarle al héroe antinarcóticos en uno de los sectores más golpeados por la desigualdad social y las carencias: Punta Oriente, colonia compartida por los municipios de Chihuahua y Aquiles Serdán. Y es que con el argumento de que se trataba de un “picadero”, ambos candidatos llevaron maquinaria para derrumbar una vivienda, que a decir de los afectados, se trata de una casa que era ocupado por un matrimonio y dos niños, pero sea como sea, tengan o no tengan razón los aspirantes naranjas en que se trataba de un punto de venta de drogas, no tienen la autoridad ni el derecho de derribar viviendas sólo porque existen denuncias de que se trata de “picaderos”. El caso ya se puso peliagudo, y hasta el padre de familia “le cantó un tiro” a Miguel Riggs, así, literal, además de que también fue interpuesta una denuncia por daños en la Fiscalía General del Estado. Vaya, los dos se metieron en un broncón, y así nada más, de gratis, a menos que para ellos sea plan con maña para volverse más conocidos… tremendos genios.

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Con eso de que no levantan ni con los vientos de hasta 85 kilómetros por hora que azotan al estado al menos una vez a la semana, y aprovechando lo raquítico del servicio de agua potable en la entidad y en la capital, los chicos del PRI idearon realizar una conferencia de prensa al exterior de la sucursal Ocampo de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento, con la intención de quejarse y aventar golpes al PAN, por lo que este día, ahí andarán el dirigente municipal priista, Ricardo Santana, así como los candidatos a la alcaldía, diputados locales y federales de la capital. Nada más que les avisen que si pretenden quejarse del Ayuntamiento capitalino que Maru Campos dejó en manos de su suplente, ‘Manque’ Granados, que no lo hagan, porque la JMAS es manejada por el gobierno estatal de Javier Corral, así que sí, pueden quejarse del PAN, pero si pretendían hacerlo de ambas administraciones, que les recuerden que la JMAS, lo único que tiene de Municipal, es la palabra y la “M” dentro de sus siglas.

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QUIEN DIO UN golpe en la mesa y exhibió su avance en la política fue el aspirante panista a la alcaldía Marco Bonilla. Ayer presentó un plan de gobierno para los próximos tres años. Sin embargo, más allá de si sus propuestas son o no las mejores, se notó a un político empacado, con estatura, con convicción.

“Fui un alcalde que escuchó y seré un alcalde que escuche”, sentenció en algunas de las líneas de su exitoso encuentro, es decir, se puso a la altura de también haber sido titular del poder público en la capital del estado. La presencia en el evento del segundo abordo del PAN nacional, Héctor Larios, le puso un ingrediente que los propios azulados querían ver, pues también estuvo ahí la candidata a gobernadora, Maru Campos.

La batalla en la capital se irá ganando día por día. Quien tenga mejores momentos permeará en el imaginario público. Así que el trayecto al 6 de junio es un paso a la vez.


Source: Columna