Recaudación vial-Arde el estado-Amenazas morenas

Con eso de que en el Gobierno del Estado que encabeza Javier Corral ya es el “año de Hidalgo” y al cual sólo le restan menos de tres meses, pero con eso de que la administración es un total caos y los billetes nomás no alcanzan, quienes traen la consigna de sacar dinero de donde se pueda son los que integran la Policía Vial, con eso de que como ya se van los actuales, la Secretaría de Hacienda lanzó este mes el programa “Amanece sin adeudos”, el cual era lanzado en noviembre para aprovechar los aguinaldos y así los automovilistas se pusieran al corriente con multas y adeudos pasados, pero como están por decir adiós en septiembre y ante la carencia de recursos, éste se lanzó desde ya para ir al menos sacando un poco de liquidez, es así que la consigna ha sido endurecer los operativos por parte de policías viales, tanto, que ya regresaron los retenes nocturnos durante los fines de semana, además de que se han visto más patrullas de la Policía Vial en arterias bastante transitadas, como lo son el periférico De la Juventud, Sacramento, R. Almada y carretera a Aldama. Y hay que aclararlo, nada tiene de malo que se aplique la Ley de Vialidad y Tránsito, al contrario, debería aplicarse siempre y al pie de la letra, sin embargo, es más que obvio que a las autoridades no es que les interese mucho la seguridad de los conductores, sino la capacidad de recaudación que pueda tener esa corporación, cuyas multas repercuten directamente en la caja de la Secretaría de Hacienda.

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Y si de recursos se trata, los recortes de la 4T a la Comisión Nacional Forestal, incluida por supuesto la delegación Chihuahua, ya comenzaron a provocar estragos. Estragos imposibles de resarcir. Y es que en estos momentos y desde hace dos semanas a la fecha, los incendios forestales en la Sierra Tarahumara y la región noroeste han devastado miles de hectáreas de bosques y de pastizal, y que si bien siempre han sucedido, además de que la sequía actual los ha incrementado, lo cierto es que los recortes por parte del gobierno federal a la CONAFOR, que son algo así como el 50 por ciento menos, han impedido que se les combatan de manera más efectiva. Sí es cierto, Andrés Manuel López Obrador no es culpable de que no llueva o del intenso calor, pero sí es responsable de que por su absurda austeridad, que no es otra cosa que desviar recursos a dependencias para así tener dinero para sus dádivas sociales, los incendios estén fuera de control y destruyendo la ya de por sí devastada región boscosa de Chihuahua. El estado arde, desde la Tarahumara con múltiples incendios y sequía, hasta donde se unen los ríos Conchos y Bravo, con presas casi vacías y un panorama desolador. Qué tristeza que el caos alcanzara a Chihuahua con un gobernador y un presidente más enfocados en la grilla y en generar problemas, que en buscar solucionarlos. Unos pirómanos políticos, pues.

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La que también arde, pero en violencia, es Ciudad Juárez, y es que el vacío de poder ha recrudecido la incesante violencia que ya de por sí se venía arrastrando, tanto, que en una situación similar a la ocurrida en los años de la narcoguerra, allá durante los años 2009 y 2010, de nueva cuenta el crimen organizado está amenazando a jefes policíacos, amenazas que no solamente se han quedado en palabras o mensajes, sino en hechos, como el ocurrido contra el director operativo de la Comisión Estatal de Seguridad en la fronteriza ciudad y exsecretario de Seguridad Pública Municipal, Ricardo Realivázquez, quien salió ileso, pero que retumbó como un amague real en contra de los otros jefes policíacos, tanto de la SSPE como de la policía municipal.

Así que dura tarea la que se le viene al alcalde electo de Juárez, el hoy morenista Cruz Pérez Cuéllar, quien tendrá la ventaja de tener de su lado a la federación, sin embargo, con eso de que Andrés Manuel López Obrador prefiere la estrategia de los abrazos y no los balazos, además de felicitar a los delincuentes por portarse bien en las elecciones, si la estrategia de Cruz es distinta e intenta contener la violencia en la fronteriza ciudad, chance se tope con pared ante las ocurrencias del macuspano. Mientras tanto, Juárez también arde.

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Presumió haber obtenido 444 mil votos, pero fue incapaz de reconocer que su contrincante, la ganadora a quien ni siquiera llamó por su nombre, obtuvo 576 mil. El morenista Juan Carlos Loera volvió a culpar a “los poderes fácticos”, traducción: “la mafia del poder”; a los medios de comunicación, a los sectores productivos, al IEE, a la Iglesia y hasta a Diosito, de perder la gubernatura de Chihuahua a manos de Maru Campos. No confirmó impugnación, pero sí lanzó amenazas, de que los diputados federales pueden solicitar un proceso de desafuero en contra de Maru cuando ya sea gobernadora, además de apostarle a una posible anulación de la elección por supuestamente rebasar el tope de gastos de campaña. Se veía incrédulo, de por qué si ganó en Ciudad Juárez no obtuvo la gubernatura. No comprende que esa ventaja de votos se le diluyó en la capital y en los municipios de la cuenca del Conchos. Su ego y soberbia lo nublan, le impiden aceptar que aunque en su amada Juárez lo acepte una mayoría, en el resto del estado simplemente no.

Lo que también Loera dejó en claro es que es “católico, bautizado y confirmado”, esto después de que viera el poder de convocatoria que tiene la Iglesia. Por lo que Loera, al igual que su líder tabasqueño, demostró que su “izquierdismo” nomás va en temas económicos, pues en lo que tiene que ver al tema de derechos, son igual o más mochos que la “derecha” que tanto critican. Es decir, sólo son una contradicción andando, y digan lo que digan, Morena es un Frankenstein que se arrastra con lo peor de ambas ideologías, lo que los mueve es el mero resentimiento.


Source: Columna