“A Kennedy lo mató la mafia bajo la supervisión de la CIA, y el FBI lo sabía semanas antes”

Noticias de Chihuahua.-

Sin apenas recurrir a Internet, obteniendo la información directa de las fuentes y utilizando un “lenguaje de francotirador”. Así es como Javier García Sánchez (Barcelona, 1955) ha logrado que su ensayo sobre el asesinato de John F. Kennedy tenga la precisión y la potencia de un disparo. ‘Teoría de la conspiración. Desconstruyendo un magnicidio: Dallas 22/11/63’ (editorial Navona) es un volumen imponente, de más de 600 páginas, que combina un paciente trabajo de recopilación documental con una redacción vigorosa, en la que se deja sentir la voz vehemente de un autor comprometido con la verdad y sobre todo enfadado, cansado de mentiras, de ocultación y de esa corrección política que, por cobardía, acaba convirtiéndose en cómplice de la atrocidad.
Nos atiende amablemente por teléfono desde Barcelona.

RT: ¿Es cierto que su intención inicial era escribir una novela sobre esto?

J.G.: Si, iba a ser una novela, pero resulta que hace años me llevé una profunda decepción. Me refiero a 2013, cuando se cumplían 50 años del magnicidio, cuando se suponía que ya todo estaba más que dicho. Era de esperar que en esa ocasión se tratara el tema de una forma más madura, más ponderada, más ajustada a lo que considero que es la verdad, es decir, la conspiración… y de repente fue casi peor que en el año 1963, en cuanto al nivel de mentira. Y ni siquiera fue una mentira sofisticada, sino burda y ampliada. Esto me conmocionó y me dije: “No, no puede ser una novela. Porque esta historia es la novela de terror y ciencia-ficción política más insuperable que se pueda imaginar. Me refiero a los hechos de Dallas y a lo que precipitaron. Iba a ser un libro breve, pero se convirtió en un ensayo largo y denso.

El escritor Javier García Sánchez / Editorial Navona
RT: ¿Qué diferencia este ensayo de los muchos que se han publicado hasta ahora sobre el mismo tema?

J.G.: Durante los últimos meses he tenido que soportar que se refieran a mi como “un investigador del magnicidio”…lo cual me debería de honrar. Y sí, en cierto modo he investigado, pero para mi un investigador tiene que ver más con esa imagen de “ratón de archivos”… yo diría que he sido un simple recolector. No he generado ninguna hipótesis nueva sobre el asesinato de Kennedy y de Lee Oswald…ni de los 50 asesinatos que vinieron después, de los que nadie habla (aunque ahora hablaremos)… me he limitado a recolectar libros de un “bando” y del otro. Y lo único original que tiene este libro, y que ha pasado desapercibido a pesar de ser lo más demoledor, es un ataque frontal a otros escritores. Yo me he leído toda la literatura que existe sobre el magnicidio, y nunca antes había visto esta actitud contra otros escritores: se llame Norman Mailer o se llame Stephen King… ya no merecen mi respeto, porque siguen en la mentira, y además de ese modo; el respeto se acaba, aunque yo los venere como escritores. Ésa es mi aportación valiente. Por lo demás me he limitado a recoger, a exponer y a trillar…y ante la sobreabundancia de datos, que el lector decida.

RT: ¿Quién mató a Kennedy, y para qué?

J.G.: A Kennedy le mata un entramado de gente muy preparada. Hablo de tiradores de la mafia. Cuando se dice “la mafia” parece que uno tiene la idea de un mafioso tipo Jack Ruby, el asesino de Lee Harvey Oswald, pues no: eran sobretodo tiradores de élite que iban a quien mejor les pagaba. Y quien mejor les pagaba, normalmente, era la CIA. Es evidente. Entones ese día estaban allí contratados por la mafia, en una operación totalmente supervisada por la CIA (porque la mafia por si sola jamás podría haber hecho todo lo que hizo –no fue sólo matar al presidente y a Oswald, sino colapsar toda la ciudad–); había también anticastristas en aquel movimiento. Y en las altas instancias del FBI lo sabían. Me refiero al propio J. Edgar Hoover y a sus dos o tres subjefes. Lo sabían todo semanas antes.

Y lo querían matar porque les iba a fastidiar a todos, ya les estaba fastidiando. Estaba metiendo mafiosos en la cárcel, contra lo pactado: ya había encarcelado a 300 y no pensaba parar, y eso no era lo que los Kennedy habían pactado con los capos de la mafia. Iba a sacar a Estados Unidos de la guerra de Vietnam, con el descrédito militar que ello suponía y con el negocio archimillonario que se perdía. Iba a subir los impuestos casi al 30% a los magnates del petróleo y del acero (que era como tocar a Jesús y a la Virgen María). Acababa de invitar a Martin Luther King y a la plana mayor de los negros al despacho oval. Aquello en el sur de los Estados Unidos no sólo era un anatema, sino prácticamente condenarse a muerte. De hecho, las calles de Dallas aquél día están llenas de pasquines donde se leía “está usted condenado a muerte”…y lo mataron aquel día, claro.

RT: Tal como usted acaba de mencionar, y como desarrolla en su libro, el asesinato de JFK no fue sólo el asesinato de un presidente, sino de medio centenar de posibles testigos y personas cercanas al hecho… visto así, fue en realidad una matanza, ¿no?

J.G.: Sí, una matanza. Yo lo llamo “las cosechas de Dallas”, porque fue una oleada de asesinatos tras otra. Yo creo en una teoría de los años 80 que apunta a que Lee Oswald estaba en la conspiración, pero no para lo que nos dijeron. Por supuesto, él no disparó al presidente. Estaba allí para otra cosa. Probablemente para detener al comando que lo iba a hacer, que iban a ser “comunistas” entre comillas, que posteriormente otorgarían al gobierno una excusa legítima para atacar Cuba… esta vez de verdad.

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Source: Mundo