De acuerdo con la subdirectora de Prevención de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, Guadalupe Vázquez, la mayoría de los menores que son detenidos por elementos de la Policía Municipal por faltas que incurren al desorden social, como beber alcohol en la vía pública, escándalo con música y rayar paredes, regresan ya como reincidentes, por lo que ya es común que se dediquen al trabajo comunitario.
La funcionaria municipal destacó que aunque a ella no le corresponde emitir cifras operativas de la DSPM, tiene el conocimiento que son por semana aproximadamente 70 los menores de 18 años que llegan a la comandancia.
Tan solo en mayo, se ofrecieron pláticas a 18 mil estudiantes, mismos que viven en zonas vulnerables donde hay pandillerismo y narcomenudeo al por mayor.
Guadalupe Vázquez indicó que más que darle castigo a estos adolescentes cuando comenten un delito, es orientarlos, brindarles terapias y darles trabajo comunitario de hasta 80 horas dependiendo la falta que cometió.
En cuanto al número de horas por la falta cometida es de 65 hasta 80 horas de trabajo, fue hace poco cuando varios de estos menores infractores participaron en la limpieza de una casa que se quemó.
La subdirectora reconoció ante Entre Líneas que aún falta mucho por hacer, ya que es por lo menos el 30 por ciento de los adolescentes los que comprenden que se equivocaron y ya no lo vuelven hacer.
En estas platicas tienen que intervenir también los padres de los adolescentes, para que sean ellos mismos los que pongan el ejemplo y den más confianza y comunicación a sus hijos.
Es importante destacar que lo que más llama la atención a los jóvenes es beber alcohol, hacer fiestas fuera de horarios e inclusive tener relaciones sexuales, de las cuales, no siempre tienen protección.
De acuerdo a las faltas más graves que pueden llegar, son los hijos ingobernables, que mismas madres de familia han marcado al número de emergencia para denunciar a su hijo o hija agresores. Otro es el del alcoholismo a temprana edad y el más reciente el maltrato animal, dejando ya en último lugar el grafiti, mismo que no se descarta de la lista de lo más común entre los jóvenes que salen a hacer trabajo comunitario por el error cometido ante la sociedad.