La historia de la enfermera, su marido y sus 11 hijos, todos con coronavirus

Noticias de Chihuahua.-

El coronavirus ha cambiado a la familia Cebrián Gervas, residente en Valladolid, España. Formada por los dos padres y 11 hijos, todos han contraído el coronavirus. Uno a uno. 

Irene Gervas, la madre, trabaja como enfermera y poco antes de que estallara la crisis en España comenzó a presentar los síntomas de la temida enfermedad como dolor de cabeza y muscular, sin embargo la pareja lo atribuyó a un tema emocional, debido a la situación por la que estaba atravesando el mundo entero y dejaron correr el tiempo: la peor decisión.

Para cuando le entregaron los resultados de la prueba que le realizaron a Irene en su trabajo, el 17 de marzo, ya era muy tarde, todos estaban contagiados, contó el padre de familia José María Cebrián: “Para entonces yo ya me encontraba fatal. El mismo día que nos enteramos del positivo de mi mujer yo ya estaba en la cama. Era tarde para todo”.

Es así que, en cuestión de días, sus hijos, que van desde el año de vida hasta los 15, comenzaron a presentar síntomas, uno por uno: “Los síntomas en los niños han sido muy intensos pero muy cortitos. En poquitas horas te empiezan a decir que les duele la cabeza, la panza, les sube la fiebre. Empiezan a vomitar. Tienen un día o un día y medio que te preocupan, pero al día siguiente están fenomenal. Es maravilloso volver a escuchar que tienen hambre y que quieren comer”, compartió Chema.

Nadie entra ni sale de la casa de los Cebrián, que se casaron cuando Irene tenía 27 y Chema, 28. Montaron un operativo del que participan abuelos, tíos, familiares, amigos, vecinos. Hasta el alcalde de Valladolid se comunicó con ellos para ofrecerles ayuda.

Cuidar a un bebé de un año cuando la regla es no acercarse fue muy difícil: “Muchas veces tuvimos que dejarlo llorar en la cuna por no poder alzarlo”, dice ella. Los hijos mayores, todavía sin síntomas, se organizaron hacia arriba y hacia abajo: asistieron a sus padres y a los hermanos más chicos.

“Ahí tuve miedo. Mi mujer tampoco estaba bien y los chicos empezaban a caer de a dos en dos: dos con fiebre alta y vomitando y uno sin saber qué hacer. Nos decían que sin síntomas críticos nos quedáramos en casa y yo pensaba ´a ver si estamos acá aguantando cuando deberíamos estar en un hospital´.

“Nosotros somos católicos practicantes, sabemos que la muerte es el paso al cielo, a la vida eterna y luego viene el renacimiento, pero la teoría va por un lado y la experiencia personal por otro: viendo que la mayoría de los fallecidos son hombres, yo pensaba que si me moría dejaba a Irene sola a cargo de 11 niños. Encerrados la cabeza empieza a dar vueltas, se te arma la tormenta perfecta”.

Los adultos todavía tienen algunos síntomas: casi un mes después de haber dado positivo, el fin de semana Irene estuvo en cama, todavía con fatiga. El domingo también “Chema” volvió a tener fiebre y dolor de cabeza. Sólo la nena de tres años sigue con un cansancio desmesurado; el resto ya está bien.

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Source: Mundo