La vida de entre 100 y 300 millones de personas en el mundo podría verse amenazada si continúa la crisis de los océanos por el cambio climático, advirtió Greenpeace en un informe publicado en el marco de la COP25 celebrada estas semanas en España, por lo que urgió a los gobiernos una política global para 2020.
“El aumento de temperatura en el agua, las olas de calor marinas y la acidificación del océano —todos estos fenómenos relacionados con el aumento de los niveles de dióxido de carbono por actividades humanas— han acelerado esta crisis. La vida de un estimado de 100 a 300 millones de personas está en riesgo debido a la pérdida asociada a la protección de las costas”, dice el informe “La crisis climática y la necesidad urgente de protección de los océanos”.
“La quema de combustibles fósiles y otras actividades humanas como la pesca, la minería y la contaminación de los océanos han provocado una rápida y alarmante disminución de la vida silvestre y la degradación de los hábitats oceánicos. Estas presiones no solo son perjudiciales para el bienestar de la vida oceánica, sino que comprometen la capacidad de los ecosistemas oceánicos para realizar funciones clave que nos sostienen a todos y mantienen al planeta sano, un problema que se verá agravado aún más por el cambio climático”, concluye.
Ornela Garelli, de Océanos en Greenpeace México, expuso que el tratamiento inadecuado de aguas residuales que lleva a la contaminación de los mares, las malas prácticas turísticas y la destrucción de los manglares han provocado, por ejemplo, “el síndrome blanco” en el Caribe mexicano, el cual afecta a los corales del Sistema Arrecifal Mesoamericano, el segundo mayor del mundo.
“Están dañando no solo la biodiversidad de nuestros océanos, en este caso a través de la muerte de alrededor del 40 por ciento de los corales de la zona, sino también trayendo afectaciones económicas a las personas de las regiones afectadas”, dijo.
Sin embargo, el informe plantea que a lo largo del próximo siglo, el aumento del nivel del mar “desfigurará” las costas de numerosos países, lo que puede llegar a triplicar la estimación de la cantidad de personas amenazadas.
Casi tres cuartas partes de las comunidades más vulnerables se hallan en ocho países asiáticos, principalmente China.
Además del cambio climático, la sobrepesca y las prácticas pesqueras ilegales son otra de las principales causas de la destrucción de la vida marina: en 2015, el 33 por ciento de las poblaciones de peces ya estaba siendo sobreexplotado hasta niveles insostenibles y un 60 por ciento había alcanzado su límite de explotación.
Pablo Ramírez, campañista de clima y energía de Greenpeace México, recordó que los océanos sanos son el mayor sumidero natural de CO2 además de ser reguladores esenciales de la temperatura global para hacer nuestro mundo habitable.
Una ballena almacena en su cuerpo más carbono que el equivalente al capturado en el mismo periodo de tiempo por centenares de árboles en tierra. La importancia de las ballenas para el almacenamiento de carbono ya es algo ampliamente aceptado, incluso por las resoluciones de 2018 de la Comisión Ballenera Internacional.
Fuente: Sin Embargo
Source: Mundo