Con el objetivo de aprender sobre las técnicas constructivas que utilizaron nuestros antepasados y poner en práctica estos conocimientos en la actualidad, se realizó el Taller de Tapiales de Casas en Acantilados en el festival “Sol de Acantilados” que se realiza en la zona arqueológica Las 40 Casas por el Instituto de Antropología e Historia (INAH), delegación Chihuahua.
Las 40 Casas es una de las cinco zonas arqueológicas abiertas al público en el estado, y forma parte de las llamadas “Casas en Acantilado”, ya que las construcciones, que datan del año 1,200, se encuentran en abrigos rocosos y acantilados de arroyos tributarios del Río Papigochi.
Wendy Suárez, encargada de impartir este taller, explicó que Las 40 Casas, al igual que otras edificaciones prehispánicas de la región, fueron construidas en el siglo XIII con un sistema a base de tierra apisonada conocido por distintos nombres: tapial, pisé de tierra, o tierra batida, además de otro de tierra batida y moldeada; ambas técnicas utilizadas en otras partes del mundo como Medio Oriente, desde tiempos inmemoriales.
“Tratamos de imitar la técnica constructiva con la que se edificaron las Casas en Acantilado replicando la mezcla de los componentes que tenía la construcción, ya que a través de análisis químicos encontramos que están hechas con elementos de la región tales como cal, arcilla, arena y baba de plantas cactáceas”, detalló.
Dijo también que, además de difundir el conocimiento de la técnica, este aprendizaje servirá para que los investigadores, arqueólogos y arquitectos, puedan saber más acerca de las técnicas de restauración y conservación para estas zonas arqueológicas.
Este método constructivo utilizado en esta región hace aproximadamente 800 años, consiste en una técnica de tierra batida conformada dentro de un molde o encofrado y compactada por medio de una herramienta llamada pisón.
“A través de la investigación encontramos que la tierra batida o tapial se obtiene con mucha facilidad en un banco cercano de donde se construye, y que reúne las características morfológicas del sustrato del suelo que se ha conformado a través de los años”, explicó la arquitecta Suárez, y detalló que la combinación de estos materiales permite formar bloques continuados que a su vez forman una construcción que puede alcanzar alturas de dos y hasta tres pisos, como lo podemos constatar en Cueva Grande, sitio arqueológico abierto al público.
El resultado obtenido al finalizar este taller es un muro que se asemeja mucho a los de las viviendas de la zona arqueológica. Gracias a la experiencia de buscar los materiales, realizar la combinación adecuada y apisonar esta mezcla; los participantes pueden darse cuenta de que es posible utilizar la materia prima obtenida de su mismo entorno para realizar construcciones durables y a un bajo costo; además de aprender más acerca de la historia de estas construcciones, ya que como explicó la tallerista “no es lo mismo venir y observar la zona arqueológica, que conocer el método con el que se realizó”.
Con el fin de fortalecer la apropiación del patrimonio y la identidad regional, dentro del programa del festival “Sol de Acantilados” también se incluyeron actividades culturales y artísticas, así como los talleres “Excavando el pasado”, dirigido a niños y jóvenes interesados en adquirir la experiencia de ser parte de una excavación arqueológica simulada; y “Dibuja tu patrimonio”, enfocado en los pequeños visitantes para que mediante el dibujo expresen su experiencia acerca del festival y el recorrido por la zona arqueológica.