El trabajo infantil es discriminatorio si evita un desarrollo físico adecuado, obstaculiza el acceso a la educación o si arrebata a los pequeños un derecho fundamental: la posibilidad de jugar, planteó Rosa María Álvarez González, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en nuestro territorio hay 3.6 millones de menores dedicados a laborar, de los cuales 1.1 no rebasan los 14 años, “algo reprobable. Ellos merecen las mismas garantías que cualquiera; no por ser niños éstas se encuentran disminuidas”, destacó.
La experta aseveró que las ocupaciones pagadas hacen más lento el crecimiento si implican cargar objetos pesados, recoger legumbres a ras del suelo o manufacturar ladrillos o material de construcción. Además, frenan su formación porque la mayoría de las veces sus jornadas chocan con los horarios escolares.
Este fenómeno se aprecia tanto en las ciudades como en el campo y, en el caso de los indígenas, las dificultades se acentúan porque son obligados a insertarse en una cultura no propia y, por ser diferentes, se les discrimina, precisó.
“La situación se complica si, al mismo tiempo, pertenecen a un pueblo originario y al género femenino, pues su condición es más desventajosa. Ellas suelen ser incorporadas como auxiliares domésticas y, en este ámbito, se violentan sus derechos”, subrayó.
Sobre estas formas de explotación, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera que las peores son la prostitución, la pornografía y la trata, refirió la universitaria. Así, más que encontrar espacios para allegarse recursos, este sector se ve sometido a actos que atentan contra su dignidad, sobre todo porque no puede defenderse ante tales atropellos, acotó.
Al hablar en ocasión del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que se conmemora este 12 de junio, la jurista reconoció que México ha aprobado todos los convenios de la OIT en la materia. El único faltante era el 138, que establecía la edad mínima para dedicarse a estas actividades, pero en mayo de este año fue ratificado por el país.
La Constitución y la Ley Federal del Trabajo regulan los derechos laborales de los niños, prohíben situaciones peligrosas, nocturnas, industriales o cualquier otra después de las 10 de la noche y establecen reglas en su favor; desafortunadamente, muchas disposiciones no se aplican de manera efectiva, subrayó.
A pesar de estar vedado, muchos púberes y adolescentes aún se emplean de noche en áreas donde corren riesgos, en zonas insalubres o en actividades denigrantes, alertó.
Este inconveniente se agrava con la pobreza y la falta de oportunidades de las familias en sus lugares de origen, pues esa situación los obliga a buscar mejores condiciones, pero ocasionalmente se estancan en un entorno peor del que escaparon. Además, en muchos países estos temas van a la zaga de las problemáticas consideradas urgentes por los políticos, en especial porque los niños no votan, dijo.
Quien contrate un menor debe cumplir con los requisitos y obligaciones establecidos en nuestra Carta Magna y en la Ley Federal del Trabajo. En ese sentido, esta conmemoración debe llamar la atención sobre este grupo que no cuenta con armas para salir de escenarios adversos, concluyó.