A más de dos años de aprobarse la reforma laboral, la flexibilización del sector fracasó y la población que no puede comprar la canasta básica se incrementó a 55 por ciento a finales de 2014, de acuerdo con estudio del Senado de la República que publicó el Instituto Belisario Domínguez.
El estudio detalla que la flexibilización laboral ha afectado la estabilidad de los trabajadores y promivdo la falta de crecimiento de la seguridad social, de hecho 66 millones 112 mil mexicanos no tuvieron posibilidad de adquirir los productos de la canasta básica con el ingreso laboral del hogar.
El mercado laboral formal presenta debilidades estructurales que representan grandes retos para las iniciativas de reforma gubernamental, según constata la base de datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) que incluye los ajustes de los nuevos factores de expansión desde el primer trimestre de 2010 y donde se observa que la población que no puede comprar la canasta básica con los ingresos producto de su trabajo, pasó de 47 por ciento en 2010 a 55 por ciento en 2014.
De acuerdo con el Senado, la Organización Internacional del Trabajo dentro del Informe Mundial sobre Salarios 2012/2013 llegó a las mismas conclusiones y señaló que en México el bajo crecimiento de la productividad es un reflejo del estancamiento de los salarios reales, ello debido a que la política de salarios mínimos ha estado determinada por la intención de lograr un equilibrio fiscal e incrementar la competitividad exportadora.
Además, el bajo nivel de salarios también es afectado por la forma de contratación: “el objetivo final de las políticas de transición a la formalidad es la mejora de las condiciones de trabajo y de vida de quienes se encuentran en la economía informal”, precisa el informe.
El Senado critica que para lograr el objetivo de incorporar a los trabajadores a la economía formal se hayan empleado la creación de un Régimen de Incorporación Fiscal, la creación de un Régimen de Incorporación a la Seguridad Social cuya finalidad es ampliar la oferta de servicios de seguridad social mediante la introducción de un seguro de desempleo para los trabajadores formales y la creación de una pensión universal para los adultos mayores.
Otra de las críticas se refiere a que con la flexibilización de las contrataciones en el mercado laboral donde se incluye la posibilidad de convenir relaciones de trabajo con periodos de prueba o de capacitación inicial, significan una reducción del costo de la mano de obra, así como de la estabilidad en el empleo, se favorece el despido barato y se incrementa el sistema de control empresarial sobre la contratación colectiva al legitimar el outsourcing.
Con información de Milenio