En días pasados concluyó sus estudios la primera generación en Jalisco de educación media superior en Lengua de Señas Mexicana (LSM), donde 11 jóvenes con discapacidad auditiva que probaron el sistema escolarizado en la prepa 7 de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
Cuando Eleni Monserrat Marull Gamboa concluyó la secundaria no había opciones para continuar su preparación. La alternativa era migrar a Estados Unidos, pero ella quiso hacerlo en México. Fue así como la asociación civil Educación Incluyente buscó la oportunidad en la UdeG.
El 15 de julio termina oficialmente el ciclo escolar y estos jóvenes se gradúan entre 850 alumnos de la prepa con la mayor matrícula: 5 mil alumnos.
Desde el examen de admisión rompieron paradigmas. No había ningún antecedente de inclusión, ni protocolos para hacerlo accesible.
Fue sin restricción de tiempo y con la permanencia de intérpretes para traducir preguntas y respuestas pero el estudiante contestaba por cuenta propia; incluso hubo incredulidad hacia el proceso, recordó Rodolfo Carlos Torres Gutiérrez, profesor investigador de comunidad sorda mexicana.
Los chicos sordos destacan en matemáticas y aman el teatro, pero su debilidad está en la comunicación. No es para menos, prácticamente todas las personas en su entorno hablan español, pero para ellos ésta es una segunda lengua: su idioma es la LSM.
Así, su reto es el mismo al que se enfrenta una persona que no habla inglés y convive diariamente en una comunidad que lo domina. Por eso son como extranjeros en su propia tierra.
No sólo hicieron historia al concluir sus estudios, sino por probar una metodología bilingüe, bicultural, un proceso en el que el estudiante sordo aprende de la comunidad oyente y viceversa.
Cada comunidad desarrolla, junto con las autoridades académicas, ese sistema. La normativa internacional señala como derecho humano fundamental que el sordo sea bilingüe, que en sus primeros años de vida fortalezca su lengua natural y al mismo tiempo vaya adoptando la lengua hablada de su región.
Eso evitaría que la persona se aísle; así sucede la inclusión, cuando convive con el resto de la sociedad, explicó Torres Gutiérrez.
Comenzaron 16 alumnos pero, por motivos económicos y dificultades de migración desde otros estados, 11 concluyeron la educación media superior.
Ellos estudiaron en un aula inclusiva, tuvieron compañeros oyentes, quienes se sensibilizaron ante la diversidad lingüística, y convivieron con el intérprete de LSM.
Fuente: ntrguadalajara.com