El EZLN dice que AMLO es uno más del sistema; sus proyectos para el sureste son de despojo, afirma

Crónica de Eduard Ribas i Admetlla para Sin Embargo 

Silencio sepulcral. El subcomandante Galeano, anteriormente Marcos, acaba de subir al escenario fumando su icónica pipa mientras centenares de indígenas y campesinos aguardan impacientes su discurso en la Selva Lacandona del sureño estado mexicano de Chiapas.

Con su tradicional estilo narrativo e irónico, Galeano cuenta un cuento que narra un enfrentamiento entre él mismo y unos niños por ver quién se come “la última mantecada del sureste mexicano”. La moraleja que se extrae del cuento retrata la ideología del zapatismo: “Debí haber compartido la mantecada”.

Este mes, se cumplen 15 años desde que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), entonces liderado por Marcos, estructuró el territorio chiapaneco que se encontraba bajo su control en cinco regiones conocidas como “caracoles” y dirigidas por las denominadas Juntas de Buen Gobierno.

Para celebrarlo, el movimiento zapatista y sus simpatizantes se encontraron durante varios días de agosto en la sede del caracol de Morelia, cerca de la montañosa población de Altamirano.

Insurgentes del EZLN, con sus icónicos pasamontañas, convivieron con campesinos, indígenas, activistas extranjeros y curiosos en este campamento decorado con grandes murales dedicados a la emancipación de las mujeres y a referentes como Emiliano Zapata.

Además de las numerosas actividades culturales que se realizaron, el encuentro tuvo un marcado acento político, puesto que distintas organizaciones que apoyan el movimiento indígena aprovecharon para valorar el resultado de las elecciones mexicanas del 1 de julio, en las que venció el izquierdista Andrés Manuel López Obrador.

Solo basta con observar las pancartas que decoran este campamento para intuir qué conclusiones sacaron en esas reuniones. Una de ellas muestra un dibujo de López Obrador representando a la Muerte junto con otros presidentes mexicanos, tanto del Partido Revolucionario Institucional (PRI) como del Partido Acción Nacional (PAN).

Vilma, una activista italiana que frecuenta estos encuentros desde hace más de una década, cuenta a Efe que la desconfianza de los zapatistas hacia López Obrador es “enorme” porque dudan de que con él “cambien las cosas”.

Y es que el movimiento indígena mexicano, profundamente anticapitalista, ve en López Obrador una estrategia de gatopardismo de las clases dominantes. En palabras del propio Galeano: “Podrán cambiar el capataz, los mayordomos y caporales, pero el finquero sigue siendo el mismo”.

Fuente: Sin Embargo


Source: Mexico