Un sombrío pasillo conduce desde la entrada hasta el área donde los “pacientes” se reúnen para hablar de sus experiencias con la mariguana. Una escalera conduce a los dormitorios. El olor a rancio es penetrante y por momentos insoportable.
“Todos tienen que contarnos qué tan bajo han caído por el maldito vicio de las drogas, nuestro trabajo es ayudarlos a salir de esto”, dice José Javier, guía de Hermanos en el Camino, uno de los más de mil 200 anexos, también conocidos como granjas, que operan en el país sin ninguna regulación por parte de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic).
Bajo el modelo de “ayuda mutua”, en estos más de mil 200 centros, los “pacientes” son sometidos a malos tratos, golpes y hasta torturas por parte de los guías que “los ayudamos a salir del infierno”.
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Pero en este infierno no solamente son víctimas los pacientes, también sus familiares, pues, una vez concluido el “tratamiento”, deberán pagar la cuota de recuperación, que en la mayoría de los casos es de mil 500 pesos por semana (el tratamiento va de cuatro a seis semanas), de lo contrario, el paciente no sale y la deuda se acrecienta.
De acuerdo con el doctor Ángel Prado, director general adjunto de Centros de Integración Juvenil, A.C., estos anexos o granjas operan bajo la mirada complaciente de las autoridades infringiendo tratos crueles e inhumanos a aquellos que cayeron en la drogadicción.
En nuestro país existen tres tipos de establecimientos: de ayuda mutua, mixtos y profesionales. La norma que los regula es la NOM-028SSA2-2009, pero ésta sólo la cumplen 400 establecimientos, el resto no está certificado.
En esta norma se establecen, entre otras medidas, contar con espacios adecuados para la atención de pacientes, de especialistas en el manejo de estas personas y de contar con programas permanentes de capacitación para todo el personal que labora en estos espacios.
En el caso de los de ayuda mutua, las cuotas alcanzan, en promedio, los mil 500 pesos al mes, mientras que en el caso de los mixtos, los familiares tendrán que desembolsar –por un tratamiento de cinco semanas–, alrededor de 15 mil pesos; en las clínicas con servicios profesionales, donde hay médicos, enfermeras, sicólogos y trabajadoras sociales, un tratamiento –de cuatro a seis semanas– puede costar entre 30 mil y hasta 200 mil pesos.
“En cuanto a pacientes, nosotros hemos visto un aumento importante en los pacientes que llegan a los centros, específicamente por cannabis. Actualmente, alrededor del 75 por ciento de pacientes ingresa por mariguana, que es la droga de impacto”, dice el doctor Prado.
Añade: “anteriormente, las principales drogas de impacto eran el alcohol y la cocaína; sin embargo, actualmente llegan más pacientes por mariguana”.
A pesar de que representa sólo 2% del presupuesto de la Secretaría de Salud, la inversión para tratar adicciones superó a Presidencia, ASF y CNDH, en 2015.
– ¿Considera que con la reciente aprobación en la Corte aumente el consumo de mariguana en México?
– Yo creo que sí, definitivamente. Hay tres axiomas que para nosotros son fundamentales: a mayor disponibilidad, mayor consumo; a mayor tolerancia social, mayor consumo y a menor percepción de riesgo, mayor consumo.
De acuerdo con datos del Observatorio Mexicanos de Tabaco, Alcohol y otras Drogas, la sustancia psicoactiva de mayor consumo en nuestro país es el alcohol, con el 45.2 por ciento de los ingresos a servicios médicos, seguido por el tabaco, con el 33.7 por ciento y por la mariguana, con el 13.8 por ciento de los casos.
Otras sustancias que generan ingresos a servicios médicos son la cocaína, (1.1 por ciento); inhalables y solventes, (3.7 por ciento); y alucinógenos, con el 0.1 por ciento.
– ¿Cuál es el rango de mayor consumo de mariguana en México?
– Es de jóvenes de entre los 13 y los 24 años… el promedio es de 16 años.
El Financiero