Gigantes de los transgénicos dicen que directivo fue herido en México con carta-bomba

El presidente y vicepresidente de la Alianza Protransgénicos (APT), que aglutina en México a productores y a gigantes internacionales de transgénicos como Monsanto, Dupont Pioneer, Syngenta y Dow Agrosciences, acusaron a un supuesto grupo radical de hables enviado paquetes-bomba a sus oficinas en el Distrito Federal.

Una de estas bombas, según dijeron, dejó herido a un directivo de esa organización formada en septiembre pasado, así como a un asistente. Otra bomba no explotó, dijeron.

El ataque supuestamente fue el 19 de noviembre pasado. Se desconoce por qué hasta ahora se denunció.

Un grupo de supuestos activistas radicales autodenominado “Círculo Eco-extremista de Terrorismo y Sabotaje” se dijo autor del atentado. Tampoco se sabe si las autoridades lo investigan y si su existencia está documentada. El 5 y el 7 de octubre pasado, el grupo se atribuyó ataques a otras instituciones.

Los gigantes internacionales que promueven los transgénicos pelean en tribunales contra comunidades y organizaciones sociales mexicanas. Un juez federal recientemente les negó la siembra de semilla transgénica en suelo nacional.

La Alianza Protransgénicos se define a sí misma como “un grupo de productores e investigadores agrícolas, académicos, estudiantes e integrantes de la cadena agroalimentaria, interesados en avanzar hacia la siembra comercial de cultivos transgénicos en México, dentro del marco de la Ley”. Fue conformada el pasado 28 de septiembre. Entre las organizaciones que la integran destacan Monsanto, Syngenta y Agrobio.

También la conforman la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), asociaciones de productores de diversos estados del país, así como investigadores instituciones de educación superior.

De acuerdo con la denuncia, la carta bomba hirió a . Foto: Alianza Protransgénicos
De acuerdo con la denuncia, la carta bomba hirió a Mario Valdés Berlanga y a un asistente. El presidente de la organización (en la foto) se salvó. Foto: Alianza Protransgénicos

La Alianza dijo en un comunicado de prensa que el pasado jueves 19 de noviembre, Mario Valdés Berlanga, vicepresidente de esa alianza, resultó herido al abrir un paquete explosivo. Un segundo paquete, de acuerdo con la denuncia, fue enviado a Rubén Chávez Villagrán, presidente del organismo.

Agregó que el paquete que tenía como destinatario a Chávez Villagrán no fue abierto y se entregó a las autoridades competentes junto con una denuncia penal en contra de quienes resulten responsables de estos actos delictivos.

“El objetivo de estos ataques, en los que resultó herido el Vicepresidente de la APT, fue el de amedrentar al movimiento que promueve la liberación de permisos de cultivos de [Organismos Genéticamente Modificados] OGM como una solución para el campo mexicano”, denunció la organización.
En México, empresas entre las que se encuentran Monsanto, Dupont Pioneer, Syngenta y Dow Agrosciences buscan obtener el respaldo de la autoridad judicial para decidir si en México se puede o no sembrar maíz transgénico.

Estos intentos han sido frenados por un colectivo de 20 organizaciones que el pasado tres de noviembre obtuvo de un Tribunal federal la suspensión provisional de la siembra de maíz transgénico en todo el territorio nacional.

El empresario lagunero Valdés Berlanga confirmó hoy al periódico coahuilense Vanguardia que fue víctima de un atentado con explosivos en las oficinas del Consejo Nacional Agropecuario en la Ciudad de México. Detalló que resultó con dos costillas quebradas, al igual que una de sus asistentes el pasado 19 de noviembre, al abrir un paquete explosivo.

Valdés Berlanga es productor de maíz y vicepresidente de la Alianza Protransgénicos (APT), un organismo conformado por asociaciones agrícolas, científicos mexicanos y miembros de la cadena agroalimentaria.

Elena Álvarez-Buylla, Presidenta de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, investigadora titular C del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), criticó el pasado 24 de octubre en un artículo publicado en La Jornada la conformación de este grupo.

La especialista dijo que se trataba de una iniciativa, “financiada por las compañías del negocio del maíz barato contaminado” que respondía “a la grande, eficaz y legítima resistencia en favor de preservar el grano verdadero que han mantenido las comunidades autóctonas y campesinas, colectivos, alianzas de organizaciones no gubernamentales, científicos, artistas…”.

“La motivación lucrativa, que no científica y mucho menos humanitaria de esta Alianza pro transgénicos es engañosa, así como toda la propaganda que la acompaña”, dijo Elena Álvarez-Buylla.

Este martes, la Alianza dijo que un grupo de activistas radicales se adjudicó los atentados “en contra de la libertad de ideas y el desarrollo tecnológico que representan los avances ambientales y sociales del cultivo de los organismos genéticamente modificados en el campo mexicano”.

El grupo protransgénicos compartió “la nota reivindicatoria” del autodenominado “Círculo Eco-extremista de Terrorismo y Sabotaje” en la que se denuncian que organizaciones, empresas, institutos e individuos en concreto se han valido ”de la mínima oposición e indiferencia de las masas ciegas, tomando en sus manos no solo el futuro de los alimentos que ingerirán, sino el rumbo de los entornos naturales”.

“Sólo queda decir que no solo la naturaleza padecerá los atentados en su contra, sino que, ese daño se extenderá a los responsables directos, llámense organizaciones, empresas, institutos e individuos en concreto.En este caso asociaciones que buscan solaparse y protegerse, ocultando tras de sí -con un amistoso y patético disfraz- intereses nefastos, como lo es La Alianza Pro Transgénicos”, dijo el Colectivo.

Y agregó:

“Dicho esto, nos reivindicamos los atentados (durante la tercera semana de noviembre) por medio de paquetes-bomba e incendiarios al Consejo Nacional Agropecuario, teniendo su ubicación en la colonia Narvarte, y a la empresa Protección de Cultivo, Ciencia y Tecnología, ubicada en la colonia Nonoalco Mixcoac, ambos en la Delegación Benito Juárez de la Ciudad de México. Estas dos empresas son miembros activos de La Alianza Pro Transgénicos”.
El Colectivo extremista dijo que con estos ataques “estamos plenamente conscientes de que no detendremos su campaña y esfuerzos, por artificializar la naturaleza silvestre, pero como ya lo comentamos arriba, no solo la naturaleza sufrirá los daños, si no que éstos se extenderán a los responsables directos”.

El lunes 5 de octubre, el mismo grupo colocó un explosivo artesanal en la entrada del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM en plena Ciudad Universitaria. “El ICN, es la cuna de los más destacados físicos de la UNAM y otras universidades, quienes se empecinan en desarrollar y perpetuar la Muerte Tecnológica mejor llamada “Ciencia Nuclear”, dijo el grupo mediante un comunicado.

Dos días después, el grupo dijo que abandonó “un libro-bomba en la entrada del Centro de Investigación en Computación (CIC), dirigido a la comunidad del IPN (en la Delegación Gustavo A. Madero), mientras los policías de la bancaria e industrial resguardaban el instituto nosotros tranquilamente abandonábamos el explosivo sin prisa”.

“El CIC es uno de los centros más importantes del país especializado en informática, ingeniería, inteligencia artificial y todo lo que tiene que ver con la artificialidad, acérrima enemiga de la naturaleza salvaje. Dentro de sus instalaciones, también se esconde una considerable cantidad de los aberrantes tecno-nerds del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)”, dijo el Colectivo.