Intuye que a su hijo y a los demás policías emboscados “los mandaron cazar”

Arturo Jonathan Lechuga Guerrero, de 22 años, uno de los 13 elementos de la policía de Michoacán asesinados el lunes en Aguililla, fue velado entre la pobreza en la que deja a su familia. Él era el único sustento. 

El joven tenía la ilusión de terminar de construir la casa de su madre con los 5 mil 161 pesos quincenales que recibía de sueldo como policía estatal.

Su madre, Juana Yolanda Guerrero Cruz, intuye que a su hijo y a los demás policías emboscados en El Aguaje “los mandaron para que los cazaran”, y recrimina a las autoridades por enviarlos a cumplir su trabajo sin equipo para enfrentar a los criminales.

“Era un niño bueno. A mí no me gustaba que fuera policía. Me lo mataron, me lo torturaron. A nadie le deseo esa muerte”, lamentó entre un llanto que no termina.

Por: EL UNIVERSAL


Source: Mexico