Ocho de cada diez mexicanos que requieren un trasplante para poder vivir, mueren esperándolo. Así lo publicó el diario Excélsior.
A esta sombría estadística deben enfrentarse los 19 mil 952 mexicanos que ahora mismo requieren recibir un trasplante, según datos del Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra) que reporta que 12 mil 50 personas necesitan un riñón, siete mil 441 una córnea, 395 un hígado y 44 un corazón.
En contraste, los órganos de ocho de cada cien personas que tienen muerte cerebral se aprovechan para salvar una vida. Los del resto, literalmente, se van al panteón o a la basura.
La tasa de donación cadavérica sigue siendo un desafío importante en el país, pues hay 3.8 donadores cadavéricos por cada millón de habitantes, en comparación con España, uno de los países más adelantados en la materia, donde la tasa es de 30 por cada millón.
En lo que va del año, en el Sistema Nacional de Salud se han realizado dos mil 214 trasplantes de córnea, mil 791 de riñón, 110 de hígado y 28 de corazón.
Falta de información hacia la población, de capacitación hacia los médicos y de infraestructura hospitalaria, explican el déficit de trasplantes y donaciones cadavéricas que se tienen en México.
“La gente por ejemplo, sigue sin comprender bien el término de muerte cerebral, hay mucha confusión de saber si su ser querido está en coma, y va a despertar, pero hay que hacerles entender que cuando hay muerte encefálica, el cerebro definitivamente no se vuelve a encender, es igual a que ya falleció”, expuso Adriana Castro, presidenta y fundadora de la Asociación ALE.
A pesar de ello, el año pasado sólo se realizaron 459 trasplantes de órganos provenientes de personas con diagnóstico confirmado de muerte cerebral, es decir, con la pérdida irreversible de la función del cerebro, pues la mayoría de los cinco mil trasplantes que se practican en promedio cada año, son de donadores vivos.
En el caso del riñón, por ejemplo, 75 por ciento de los trasplantes que se realizan provienen de un donante vivo, es decir, de una persona que con tal de salvar la vida de un familiar o amigo está dispuesta a quedarse sólo con un riñón.
“Ahí es donde tenemos que modificar la cifra, para qué arriesgar a una persona que está viva al donar, si hay gente que muere y puede donar, no podemos seguir permitiendo que esos órganos se vayan, por decirlo así, a la basura, por la suma de varios factores, que van desde el miedo hasta la falta de coordinación en los propios hospitales”, advirtió.
En España todo ciudadano, ejemplificó, es donador tácito, a menos que haya manifestado lo contrario, de tal forma que aun sin la presencia de un familiar, de confirmarse la muerte cerebral, sus órganos pueden ser utilizados.
Para Castro, ése sería justo el camino que debería tomar nuestro país para incrementar el número de donaciones cadavéricas, aunque para ello, aclaró, antes es necesario un sistema de salud bien preparado.
Pero la realidad es que hoy, únicamente existen 445 hospitales autorizados por la Ssa para realizar actividades de donación y procuración de órganos, de los que sólo 354 cuentan con licencia de trasplantes.
Finalmente destacó algunos de los pasos que se están dando para incrementar la donación cadavérica, como el convenio que se firmó ayer entre la Secretaría de Salud federal, el gobierno de la Ciudad de México y la Procuraduría de Justicia capitalina, previo a la conmemoración del Día Mundial de la Donación de Órganos y Tejidos, enfocado a que los Ministerios Públicos agilicen los trámites médicos legales de personas que sufrieron muerte cerebral derivado de un accidente.