Pulido desarmó y golpeó a 2 de sus secuestradores

El futbolista Alan Pulido desarmó y se enfrentó con dos de sus captores para escapar de la casa de seguridad donde estuvo secuestrado por 24 horas el domingo pasado, informó SDP.

De acuerdo con la declaración ministerial de Daniel Morales, uno de los presuntos secuestradores detenido por la Procuraduría de Tamaulipas, el futbolista desarmó y golpeó al captor encargado de vigilarlo, para después tomar un celular y llamar al número de emergencia 066.

Morales Hernández declaró que escuchó forcejeos en el cuarto del segundo piso de la casa de seguridad. Al subir a la habitación, el secuestrador vio a su cómplice boca abajo y al ex jugador de Tigres con un arma en la mano. El secuestrador desarmado aprovechó un descuido de Pulido para escapar, mientras que el futbolista disparó contra Morales Hernández, amenazándolo para revelar la ubicación del lugar en que se encontraba recluido.

“Yo estaba abajo y ‘El Gordo’ (cómplice) con él, arriba en el segundo piso. Oí forcejeos y cuándo subía el secuestrado lo tenía para abajo y me disparó con el arma. Después vi que mi compañero se salió corriendo por la puerta trasera de la casa. No sabía dónde estaba y no supe para dónde escapar. Me dijo que alzara las manos porque si no me iba matar. Lo hice y comenzó a pegarme y hablar con mi número”, dijo el delincuente en su declaración.

Las primeras versiones sobre el escape de Pulido indicaban que el futbolista se había liado a golpes con un sólo secuestrador. Sin embargo, la declaración obtenida por la agencia AP, da cuenta de que el futbolista amagó a dos individuos integrantes de una célula de Los Zetas.

Morales Hernández confirmó que el secuestro fue idea de Oswaldo Velázquez García “El Pelón”, primo político del jugador, que dio la orden de levantar a Pulido cuando se retiraba de una fiesta al norte de Ciudad Victoria.

Esta mañana, el periodista Carlos Jiménez divulgó en su cuenta de Twitter fotografías tomadas en el cuarto del que escapó Pulido, en las que se puede observar a uno de los criminales boca abajo y ensangrentado.