Millones de niñas y niños crecen con el peso de la obligación de trabajar. El esparcimiento y la educación quedaron atrás; la necesidad familiar los empuja y obliga a integrarse a la vida laboral, advierte el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).
A propósito del Día del Niño, que se celebra este jueves 30 de abril, datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) indican que en 2014 en México la cifra de población infantil de 0 a 17 años ascendió a 40.2 millones: 19.7 millones de niñas y 20.5 millones de niños.
Sólo en 2013, 2.5 millones de niñas y niños de entre cinco y 17 años realizaban alguna actividad económica en el país. La tasa de ocupación para la población infantil fue de 8.6 por ciento (11.4 para niños y 5.8 para niñas); de ellos, 36 por ciento no asistían a la escuela y 64 por ciento combinan trabajo y estudio; 2.4 no tienen escolaridad, y 38.7 y 48.1 por ciento cuentan con algún grado de primaria o secundaria, respectivamente.
Asimismo, 49.5 por ciento de los menores en el mismo grupo de edad que trabajaban no recibían ingreso o su remuneración no era monetaria.
“El trabajo infantil constituye una violación de los derechos de niñas y niños, ya que impide su sano crecimiento y trunca su desarrollo escolar. De acuerdo con el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en cualquier país el trabajo infantil es un obstáculo para el desarrollo social y económico, ya que socava las competencias de su futura fuerza laboral y favorece la transmisión intergeneracional de la pobreza, al tiempo que perpetúa las desigualdades existentes.
La Ley Federal del Trabajo (LFT) señala una prohibición en el empleo de los menores de 14 años, los mayores de esta edad y menores de 16 que no hayan terminado su educación obligatoria, quienes necesitan la autorización de sus padres o tutores para laborar
señala el Inegi.
Para el Conapred, miles de niños, niñas y adolescentes mexicanos combinan sus actividades escolares con un trabajo. La realidad indica que la mayoría ha abandonado la escuela para dedicarse de tiempo completo al empleo
.
Añade que del total de familias en México, los menores aportan de 31 a 50 por ciento del ingreso a 51 por ciento de las familias, lo que convierte sus percepciones en fundamentales para la economía de sus hogares.
En entrevista, Eugenia del Carmen Diez, presidenta de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, señaló que se ha demostrado que existe un fuerte vínculo entre la pobreza de los hogares y el trabajo infantil.
Algunos menores trabajan por hambre. Se ocupan como comerciantes, en el ambulantaje, vendiendo chicles y botellas de agua en las avenidas, en mercados como mandaderos y ayudando a las señoras a cargar las bolsas de mandado, mientras las adolescentes se emplean en ventas
, por mencionar algunos.
Lamentó que en algunos casos los menores son explotados por personas que los ponen a trabajar en las calles, en su mayoría pidiendo limosnas. Son niños que huyen de sus hogares por la violencia de que son víctimas, y los adultos, como los acogen, se aprovechan de ellos
.
Consideró que para erradicar el trabajo infantil, el Estado debe invertir en educación, otorgar becas, mejorar la economía y aplicar programas para disminuir la violencia en los hogares.
Por separado, Isabel Crowley, representante de Unicef México, señaló que es responsabilidad compartida de la sociedad, organismos internacionales y del gobierno federal. “Es nuestro deber proteger a nuestros niños para que puedan desarrollarse y vivir sanos.
Por primera vez en México hay una Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que se aprobó en diciembre del año pasado y que representa un verdadero cambio al reconocerlos como sujetos de derechos
, dijo.