Vientres de alquiler… ¿Qué gana la mamá sustituta?

Hay miles de parejas que no pueden tener hijos y ven en la maternidad subrogada, una técnica de reproducción asistida, una opción para formar una familia.

La mujer que renta su vientre acepta quedar embarazada a través de una fecundación in vitro o una inseminación artificial y a dar a luz a un bebé que será criado por otras personas. Con el bebé no la une un vínculo genético o legal.

A este procedimiento, que en México sólo está legalizado en Tabasco y Sinaloa, también recurren parejas del mismo sexo o solteras y solteros que quieren ser padres.

Por un vientre en alquiler una agencia cobra alrededor de un millón de pesos, la menos beneficiada económicamente es la mamá sustituta, quien apenas recibe un diez por ciento del dinero y eso si finalmente entrega al bebé, porque si sufre un aborto o se complica el proceso es abandonada sin ninguna ley que la proteja.

El empleo perfecto: la historia de Michel

Sonaba al empleo perfecto para una mujer pobre, madre y soltera. La propuesta decía que podían tener a sus hijos las 24 horas, que vivirían en una casa hermosa en Cancún, con todos los servicios, comida y seguro médico para la contratada y sus hijos, el salario incluía boletos de avión, sustento por más de nueve meses y un pago por 170 mil pesos divididos en mensualidades.

“Sólo tienes que rentar tu vientre y no hacer nada, más que disfrutar tu embarazo”. Fueron las palabras que leyó Michel por internet cuando se animó a ser sustituta en 2011, antes de llegar a Cancún. Tenía 38 años y ya había sido madre dos veces. Esta sería su tercera experiencia, pero al cuarto mes de embarazo tuvo un aborto espontáneo y la agencia que la contrató la abandonó sin pagarle.

En este año, 32 mujeres dijeron que sí y por lo menos veinte más están en lista de espera. “En los últimos meses de este 2015 decenas de mujeres llegaron a Cancún desde Puebla, Aguascalientes, Tlaxcala, Estado de México, Distrito Federal y otros estados de la mano de sus pequeñitos, de uno, dos, tres, cinco años y con la ilusión de por fin tener un trabajo donde pudieran estar con sus hijos, también con la idea de ahorrar lo que les iban a pagar para regresar a casa con una cantidad de dinero que nunca habían visto junto e incluso con la tranquilidad que les daba sentirse parte de un sueño ayudándole a una pareja a convertirse en padres”, cuenta Michel, cuatro años después de una mala experiencia como subrogada y ahora como trabajadora de la industria.

De Cancún a Tabasco

Fueron enganchadas de una forma sencilla y con mentiras, pero Cancún para ellas nunca fue un paraíso, tampoco para sus hijos y en algunos casos ni siquiera para el bebé que cargaban en sus vientres alquilados porque hubo casos de bebés abandonados, una vez que nacieron prematuros y enfermos.

Michel Velarde fue la encargada de reclutarlas y cuidar su embarazo. Hasta hace un mes administró dos casas donde vivían las 32 mujeres gestantes y que pertenecen a la agencia Surrogacy Beyond Borders, una empresa con sede en San Diego y que operaba ilegalmente en Cancún, ahora ubicada en Villahermosa, Tabasco.

Según cuenta Michel la agencia se vio obligada a cerrar cuando elementos de la Policía Federal descubrieron una de las casas y amenazaron con proceder legalmente contra la empresa y sus representantes por el delito de trata.

“La dueña Lilly Frost pagó para que la policía no los molestara, pero tiempo después un nuevo comandante solicitó más dinero y para no correr riesgos de enfrentar una acción penal, la propietaria optó por cerrar las dos casas de Cancún y operar exclusivamente en Villahermosa, Tabasco, donde cuentan con otra sede”, dice.

Ahora Surrogacy Beyond Borders se ha trasladado totalmente a Tabasco donde si está permitida la maternidad subrogada desde hace 18 años.

El trabajo de Michel era reclutar madres sustitutas de cualquier parte del país y administrar con 70 mil pesos mensuales la vivienda, los servicios y alimentación de las embarazadas y sus familias que vivían en las casas de Cancún, mientras nacían los bebés de padres extranjeros que pagaron por el servicio entre 50 y 80 mil dólares (de 850 mil a un millón 350 mil pesos ).