En algunas comunidades aborígenes de Perú, las acusaciones de brujería son frecuentes y los castigos, extremos. Rosa Villar Jarionca, de 73 años, fue una de las víctimas. Juzgada por hechicera y por causar cólicos a sus vecinos, la mayoría del pueblo votó por quemarla viva. Su cuerpo ardió durante tres días para eliminar los rastros.
Así lo comprobó el fiscal Hugo Mauricio, quien viajó hasta las tierras de la comunidad Shiringamazú Alto, en el poblado Oxapamapa de la región de Pasco, en el centro del país. Al llegar, varios días después del hecho, halló “algunos restos de huesos ya calcinados”. Entre ellos, había un húmero casi intacto que pertenecería a Villar, detalló el diario ‘Correo’.
La investigación pudo iniciarse gracias a que uno de los presentes grabó lo sucedido con un teléfono celular, al que accedió la Fiscalía. En las imágenes, Villa Jarionca aparece atada y rodeada de troncos secos, donde es rociada con gasolina y, por último, una persona le arroja un fósforo encendido. Mientras la víctima grita con desesperación, los presentes aprueban el castigo: “Le estamos dando su escarmiento, es un ejemplo para los demás pueblos”.
El crimen fue cometido el 20 de septiembre, aunque los problemas de comunicación en la zona y la dificultad para llegar hasta el lugar demoraron el inicio de la investigación.
Al recorrer el lugar, el fiscal Mauricio decomisó como evidencia el libro de la comunidad, de la etnia Yenesha, en el que halló un acta escrita en castellano que decía: “Por acuerdo de la mayoría llegamos a una decisión de eliminar a esta señora”, a la vez que aclaró que el castigo fue una manera de “dar ejemplo a la comunidad y a otras comunidades de que no debe existir este tipo de daños”.
Por último, el funcionario explicó que entre algunas poblaciones son frecuentes las acusaciones de brujería y recordó que el año pasado una mujer embarazada fue golpeada hasta hacerla abortar.
RT Noticias