Dos estudios realizados en Estados Unidos y Canadá dan muestra de nuevas evidencias de los impactos de la técnica de fracturación hidráulica en los pozos de agua y su vinculación con los temblores.
En un primer estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Stanford, se demostró por primera vez que las operaciones de fracking cerca de la comunidad de Pavillion, en Wyoming, Estados Unidos, han tenido un impacto claro en las fuentes subterráneas de agua potable. El estudio encontró que las prácticas comunes de la industria del fracking han afectado el agua potable de esa comunidad.
De acuerdo con un informe difundido en días pasados en la página web de la prestigiosa universidad, se detalla que “la investigación pinta un panorama de prácticas inseguras incluidas el vertido de fluidos de perforación y producción que contienen diesel, altas concentraciones químicas en pozos sin revestimiento y la falta de barreras de cemento adecuadas para proteger las aguas subterráneas”.
Los pozos de esa comunidad han pasado por varias manos de corporativos desde 1960, y varios de los operadores han usado técnicas de fracking hidráulico en las misma profundidades que los pozos de agua en la zona.
En el informe, el autor del estudio, el profesor de la escuela de Ciencias de la Tierra, Energía y Medio Ambiente de Stanford, Dominic DiGiulio consideró que “ésta es una llamada de atención”.
Por su parte, el coautor del estudio, Rob Jackson, señaló que “décadas de actividades en Pavillion ponen a las personas en situación de riesgo”.
El estudio está basado en los registros y documentos, obtenidos a través de la Freedom of Information Act, y es parte de una continúa investigación de Jackson sobre la fractura hidráulica superficial y su impacto en las aguas subterráneas.
Como parte de la facturación hidráulica las empresas de perforación inyectan en el suelo mezclas que pueden incluir productos químicos potencialmente peligrosos, tales como benceno y xileno. Y cuando las aguas residuales vuelven a subir, a menudo incluyen una gama de aquellos productos químicos potencialmente peligrosos.
Rob Jaclson, quien también es investigador del Standord Woods Institute y del Precourt Institute for Energy, y sus colegas han realizado diversos estudios en Estados Unidos y en un campo de Pavillion, un área de la cuenca del río Wind River de Wyoming por la que se asoman más de 180 pozos de petróleo y gas, algunos de ellos taponados y abandonados.
El informe da cuenta que desde 2008, los habitantes de Pavillion se quejaron por el mal olor y sabor del agua potable, e incluso se cuestionaron si esto estaba relacionado con dolencias físicas que presentaban.
En este contexto, en el año 2011, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) emitió un reporte preliminar que puso a la pequeña comunidad en el creciente debate del fracking.
El reporte, que ligaba la facturación hidráulica con los compuestos tóxicos en los mantos acuíferos, fue recibida con fuertes críticas por la industria de la perforación, y de los reguladores de gas y petróleo del estado.
Sin terminar la investigación, la EPA dio a las autoridades de Wyoming el informe. Por su parte, el Estado emitió una serie de informe sin conclusiones firmes, además, apenas el mes de febrero, dijo que no tiene planes de tomar nuevas medidas al respecto.
Sin embargo, la Agencia Federal para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades aconsejó a los residentes de la zona evitar bañarse, cocinar o beber el agua de sus grifos.
El nuevo estudio de la Universidad Stanford fue un paso más allá del realizado por la EPA en 2011, pues documentó no sólo la aparición de productos químicos del fracking en las fuentes subterráneas de agua potable, sino además su impacto en el agua que está haciendo que no sea segura para su uso.
Los investigadores alertan que el efecto dominó “va mucho más de la región de Pavillion”, pues las condiciones geológicas y de aguas subterráneas no son únicas de la zona, lo que sugiere que puede haber un impacto generalizado a las fuentes subterráneas de agua potable como resultado de la extracción de petróleo y gas shale.
Por ello, los autores del estudio, sugieren que para evitar lo sucedido en Pavillion se deben realizar nuevas investigaciones y regulaciones para limitar el fracking superficial y requerir la cementación de cubiertas superficiales, que actualmente no se requieren en Wyoming.
Sin Embargo