“Con profundo dolor” fueron las primeras palabras de la breve alocución que pasadas las 00:30 de la madrugada de este sábado pronunció el presidente cubano, Raúl Castro, para anunciar el fallecimiento del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, a los 90 años de edad.
Así fueron recibidas por los que permanecían aún despiertos a esas altas horas de la noche, responsables de difundir la información velozmente a familiares, vecinos y conocidos.
Poco a poco las luces comenzaron a prenderse en los hogares de La Habana, los teléfonos a sonar insistentemente y el murmullo a tornarse incluso en sollozos.
Desde Montreal, Canadá; Estocolmo, Suecia; Caracas, Venezuela y Barcelona, España, llamaron estupefactas algunas amistades que esperaban recibir el consuelo de que una vez más, la noticia era falsa.
Sin embargo, esta vez no fue un rumor, la certeza llegó fugaz y sorpresivamente a través de una declaración oficial transmitida por un canal local de su hermano menor y actual mandatario, Raúl Castro, quien informó que el revolucionario latinoamericano había muerto a las 22:29 de la noche del viernes 25 de noviembre por causas que no fueron especificadas.
La sorpresa cundió a todos porque hace sólo unos días Fidel Castro había recibido al jefe de Estado de Vietnam que visitó la isla y las imágenes lo mostraban saludable y lúcido.
No obstante, la realidad es implacable y lo cierto es que uno de los hombres más admirados por la humanidad en el siglo XX, partió físicamente.
Sin dudas, este día pasará a la historia no sólo de Cuba, sino del resto del mundo, pues a pesar de las profundas controversias que despertaba Fidel Castro, nunca fue un dirigente que resultó indiferente ante la comunidad internacional.
Resulta estremecedor caminar en la madrugada por La Habana, ir dando a quienes se encuentran en las calles la triste noticia y palpar cómo todos quedan impactados al conocer sobre el fallecimiento del líder cubano.
Algunos transeúntes prefieron no hablar y sin proponérselo comenzaron a brotar lágrimas de sus ojos ante el sentimiento de dolor que los invade, porque más allá de las especulaciones y las tergiversaciones, el pueblo cubano en su mayoría quiere a Fidel Castro.
“No tengo palabras para expresar lo que pienso y siento, no doy crédito aún a lo que ha sucedido porque Fidel es nuestro padre y nuestro guía. Con el paso de los años uno debería prepararse porque tenía una edad avanzada pero no lo asimilo, todavía lo necesitamos dándonos consejos y alertándonos sobre los peligros que nos amenazan” , expresó conmocionado José Valladares.
Sin Embargo