Las mujeres de América Latina trabajan más y ganan menos que los hombres: ONU

Las mujeres de América Latina y el Caribe quedan excluidas de los cargos directivos y asumirán cada vez más horas de trabajo no remunerado a medida que la población envejezca, revela el informe Desarrollo Humano 2015 de Naciones Unidas. A nivel mundial, las mujeres ganan un 24 por ciento menos que los hombres y en esta región un 19 por ciento menos.

La aportación de las mujeres al trabajo mundial es de un 52 por ciento, pero ganan menos que los hombres y apenas ocupan el 25 por ciento de los cargos administrativos y directivos.

El informe de Naciones Unidas, presentado hoy en Adis Abeba, Etiopía, resume que “en la mayoría de los países de todas las regiones del planeta, las mujeres trabajan más que los hombres”, pero están en desventaja en ambos mundo laborales, el remunerado y no remunerado.

Este año, el 72 por ciento de los hombres en edad de trabajar (a partir de los 15 años, según el estudio) tenía un empleo, frente a solo el 47 por ciento de las mujeres. El 59 por ciento del trabajo pagado se realiza fuera del hogar, y en este campo, la proporción de hombres es casi el doble que el de las mujeres (38 frente al 21 por ciento).

La situación se invierte en el caso del trabajo no remunerado, que en su mayor parte se realiza dentro del hogar y abarca una gran variedad de labores de cuidado: las mujeres representan el triple que los hombres, con un 31 frente al 10 por ciento. Las mujeres realizan 3 de cada 4 horas de trabajo no pagado, en cambio, a los hombres les corresponden 2 de cada 3 horas de trabajo remunerado.

El estudio, presentado hoy en la capital de Etiopía, apuesta por la igualdad salarial, la regulación de licencias parentales dignas y el fin del acoso laboral para no excluir a las mujeres del trabajo remunerado, especialmente en Latinoamérica.

La mayor carga que las mujeres asumen en trabajos del hogar y de cuidados familiares respecto a los hombres representa un obstáculo que dificulta su acceso al mercado de trabajo remunerado.

El dato va en línea con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la cual expuso la semana pasada que la desocupación de las mujeres en América Latina y el Caribe subió a 8.2 por ciento hasta septiembre de 2015, lo que significa que 900 mil mujeres quedaron desempleadas.

Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), las disparidades en el ámbito del trabajo no pagado entre ambos sexos tenderán a aumentar a medida que la población latinoamericana envejezca.

Las mujeres de esta región, quienes asumen en general la carga de cuidados familiares, realizarán cada vez más horas de trabajo sin cobrar ningún salario a cambio, con más frecuencia también que en otras zonas donde existe una buena cobertura de pensiones.
Las mujeres de América Latina y el Caribe deberán hacer frente al “triple desafío” de trabajar fuera de casa, cuidar de sus propios hijos y, cada vez más, de los ancianos, subraya el informe.

En el mercado laboral formal y remunerado también persisten las desigualdades entre hombres y mujeres, que de entrada cobran un 19 por ciento menos que los varones.

Más de la mitad de las empresas de toda la región no tienen a ninguna mujer ocupando un cargo directivo, y las que lo logran ganan un 53 por ciento menos que sus homólogos varones.

América Latina y el Caribe cuentan con la mayor proporción de trabajadores domésticos, un 37 por ciento del total mundial, en su mayoría mujeres.
Al igual que en el resto del planeta, las mujeres latinoamericanas tienen más dificultades que los hombres para abrir sus propias empresas pero, cuando lo hacen, un número “desproporcionadamente” elevado de sus compañías no logran salir adelante ni consolidarse, se avisa en el documento del PNUD.

Esta zona del mundo, no obstante, presenta la menor brecha entre el índice de desarrollo humano (indicador que mide los ingresos, la longevidad y la educación) de mujeres y hombres (un 2.4 por ciento frente al 7.6 por ciento a escala mundial).

En esa línea, las mujeres de América Latina y el Caribe son las que más escaños ocupan en el mundo, aunque este hito represente un raquítico 27 por ciento de los asientos parlamentarios, cerca de seis puntos por encima de la media global.

Otro de los desafíos de la región es el de reducir la diferencia salarial entre las etnias indígenas y el resto de la población, del 38 por ciento actualmente.
La expansión de las tecnologías digitales en el mercado laboral caribeño y latinoamericano, la mayor del mundo en desarrollo, será fundamental para crear oportunidades de empleo para todos los miembros de la sociedad.

En el informe presentado hoy en Adis Abeba, bajo el título “Trabajo al servicio del desarrollo humano”, el PNUD insta a mirar más allá del empleo y a tener en cuenta los numerosos tipos de trabajo que existen, como los cuidados familiares, el voluntario o el creativo.

La ONU llama a gobiernos, empresas y actores sociales a abordar estrategias orientadas a crear oportunidades de trabajo y garantizar el bienestar de los trabajadores.

Con esta finalidad, pide que en las políticas laborales se tenga en cuenta a todos los miembros de la sociedad, especialmente a aquellos que trabajan fuera del sector formal, en la puesta en marcha de un pacto mundial, el “Programa de Trabajo Decente”.

Todavía hoy, 830 millones de personas son trabajadores pobres que viven con menos de 2 dólares al día, y más de 200 millones de personas, 74 de ellas jóvenes, están desempleadas.

EN 32% DE EMPRESAS NO HAY MUJERES DIRECTIVAS

Tanto en países adelantados como en desarrollo, la proporción de hombres es mucho mayor en artes y oficios, operaciones de planta y maquinaria, y ocupaciones legislativas y de dirección.

De acuerdo con el informe, el 32 por ciento de las empresas no tiene a ninguna mujer desempeñando un cargo de alta dirección. Cuando lo logran pueden llegar a ganar un 53 por ciento menos de media que sus homólogos varones, como sucede en América Latina.

Ellas están más presentes en ocupaciones de cualificación media, como empleadas de oficina, trabajadoras del sector servicios y vendedores.

En todo el mundo, las mujeres realizan la mayor parte del trabajo de cuidados no remunerado (labores domésticas y cuidado de otras personas).

A causa de su “porcentaje desproporcionado” en este ámbito, tienen menos tiempo que los hombres para dedicarse a otras actividades, como el trabajo pagado, la educación o el ocio.

En una muestra de 62 países, los hombres dedican una media de 4.5 horas al día a la vida social y el ocio, mientras que las mujeres dedican 3.9 horas.

En los países en desarrollo, los hombres dedican casi un 30 por ciento más de tiempo a la vida social y el ocio que las mujeres.

La administradora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Helen Clark, advirtió en la presentación del informe de que la sociedad necesita nuevas medidas como la paridad salarial, los permisos parentales remunerados y estrategias educativas que eviten la exclusión.

Subrayó especialmente las licencias parentales pagadas, una medida equitativa e incentivada que puede contribuir al logro de altas tasas de participación de las mujeres en el mercado laboral.

Por otra parte, el estudio, titulado “Trabajo al servicio del Desarrollo Humano” señala que 830 millones de trabajadores pobres en el mundo viven con menos de 2 dólares al día.

Más de 200 millones de personas, entre ellas 74 millones de jóvenes, están desempleadas, y 21 millones más realizan trabajos forzosos.

La globalización y los cambios tecnológicos están generando un mundo cada vez más polarizado en el que muchos trabajos de tipo rutinario -como los administrativos- tienden a desaparecer o ser sustituidos por ordenadores, y en el que cada vez existe menos seguridad.
Según la Organización Mundial del Trabajo, el 61 por ciento de las personas empleadas en el mundo trabajan sin contrato, y solo el 27 por ciento de la población mundial cuentan con protección social contra el desempleo.

El informe señala el “crecimiento verde”, es decir, la economía ligada a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, como la principal oportunidad de empleo y fuente de transformación de algunos trabajos.

Como ejemplo, señala que se necesitarán cerca de 45 millones de trabajadores sanitarios adicionales para cumplir con los objetivos mundiales de desarrollo en materia de salud.

EFE/Sin Embargo