Con la invención de una vacuna contra la enfermedad tropical leishmaniasis por el médico venezolano Jacinto Convit, podría evitarse una verdadera catástrofe médica en Oiente Medio.
La peligrosa enfermedad tropical leishmaniasis (o leishmaniosis) se expande rápidamente desde Siria por Jordania, El Líbano, Yemen y Turquía. La misma se transmite a los humanos a través de la picadura de mosquitos pertenecientes al género Phlebotomus, indica un informe de la agencia británica de noticias BBC.
Leishmaniasis tiene efectos que varían desde úlceras cutáneas que cicatrizan espontáneamente hasta formas fatales, provocadas por una inflamación grave del hígado y del bazo.
Aprendí a cuidar a los pacientes desempeñando labores de médico, juez, odontólogo y consejero, que sirvieron ampliamente para enriquecer mi conocimiento sobre la enfermedad y profundizar sobre el aspecto humano de los enfermos”, afirmó el fallecido Convit.
Convit es conocido por desarrollar la vacuna contra la lepra, la cual elaboró gracias a la combinación de la vacuna de la tuberculosis con el bacilo Mycobacterium leprae, y gracias a su desarrollo llamó la atención de los médicos de todo el mundo.
“Aprendí a cuidar a los pacientes desempeñando labores de médico, juez, odontólogo y consejero, que sirvieron ampliamente para enriquecer mi conocimiento sobre la enfermedad y profundizar sobre el aspecto humano de los enfermos”, afirmó el fallecido Convit.
El Instituto de Dermatología dirigido por Convit desde 1972 es donde fue producida la vacuna contra la lepra, convirtiéndose más tarde en una base para el remedio contra la leishmaniasis.
Para Convit, la lepra y la leishmaniasis, compartían aspectos clínicos, histopatológicos e inmunológicos, por lo que sugirió la posibilidad de que se pudiera usar una aproximación similar.
El efecto de la vacuna contra la leishmaniasis fue notable y Venezuela se convirtió en uno de los primeros países en evitar la aparición de brotes epidémicos.
HispanTV