Donald Trump es el último grito de un Estados Unidos blanco y anglosajón que se está acabando, al surgir un país donde los blancos próximamente pasarán a ser una minoría más y donde este año los políticos enfrentan al electorado más diverso en la historia del país.
La retórica antimigrante de Trump y sus aliados ha marcado este ciclo electoral durante más de un año. Pero el ala ultraderechista del Partido Republicano y su abanderado presidencial tienen razón en que este momento representa el fin del país que ellos identifican como suyo. La consigna de la campaña de Trump es una invitación al pasado: “Hagamos a America grande de nuevo”.
El candidato lo expresó claramente a finales de la semana pasada: “creo que esta será la última elección en que los republicanos tendrán una posibilidad de ganar, porque habrá gente cruzando la frontera, inmigrantes ilegales seguirán entrando, serán legalizados y podrán votar, y una vez que eso suceda ya se pueden ir olvidando de todo”. En entrevista con la cadena Christian Broadcasting Network advirtió: si no ganamos esta elección, nunca más verán a otro republicano en la presidencia de Estados Unidos.
Otros conservadores antimigrantes han utilizado este argumento de varias maneras, algunos más sutilmente, otros de forma más explícita. Michelle Bachmann, ex representante federal que brevemente fue candidata presidencial republicana en 2012, comentó a la misma cadena cristiana: si ves los números de la gente que vota y vive en el país y los que Barack Obama y Hillary Clinton quieren traer a este país, esta es la última elección en la cual tenemos una oportunidad de votar por alguien que defenderá los principios morales de Dios. Es ésta, reportó The Guardian.
Asusta a los conservadores blancos y el Partido Republicano que en 2016 el electorado estadunidense será el más diverso en razas y etnias en la historia –casi uno de cada tres ciudadanos con derecho a voto será latino, negro, asiático o de otra minoría–, de acuerdo con el Centro de Investigación Pew. En gran medida esto ha sido impulsado por el crecimiento del electorado latino.
A la vez, cerca de 59 millones de inmigrantes han llegado a Estados Unidos durante los últimos 50 años, lo que ha llevado a que la población inmigrante total de este país llegue a 14 por ciento de la población nacional, reportó el Pew el año pasado (el total de la población inmigrante hoy día es de 45 millones, cifra más baja que los 59 millones que murieron o se regresaron a sus países).
Si persisten las mismas tendencias, se proyecta que los inmigrantes y sus descendientes representarán 88 por ciento del incremento de población estadunidense entre 2015 y 2065, cuando llegarán a 103 millones de una población total de 441 millones.
Votantes nacidos en el extranjero prefieren a los demócratas
Los inmigrantes tienen que ser ciudadanos para votar, y los que ingresan hoy día están muy lejos de poder ejercer ese derecho. Pero investigaciones muestran que desde los años 90 los votantes nacidos en el extranjero han sufragado cada vez más por el Partido Demócrata. Aunque Trump y sus aliados se han enfocado en los mexicanos y latinoamericanos, que representan en su conjunto 39 por ciento del voto inmigrante, los asiáticos son casi 37 por ciento. Sin embargo, eso no mejora las cosas para los republicanos, ya que comparten con los latinoamericanos el desprecio hacia Trump y su partido. Mas aún, Asia ahora ha superado a América Latina (incluido México) como la fuente más grande de nuevos inmigrantes que llegan a Estados Unidos.
De hecho, el Centro Hispánico Pew reporta que los latinos representarán 40 por ciento del crecimiento del electorado dentro de las próximas dos décadas; de 27.3 millones hoy día a 40 millones en 2030. En las elecciones de 2012 los latinos eran 10 por ciento del electorado nacional; para 2016 se calcula que serán 11.9 por ciento (que tienen derecho al voto). Si estas tendencias continúan, este porcentaje podría duplicarse antes de 2040.
Por cierto, las amenazas de Trump están provocando que más inmigrantes naturalizados se empadronen, reportó recientemente el Washington Post. El Centro Hispánico Pew calcula que entre 2012 y 2016 se naturalizaron 1.2 millones de inmigrantes adultos.
Agrupaciones latinas como el Proyecto de Educación y Empadronamiento del Votante del Suroeste (SVREP), entre otras, impulsan campañas de empadronamiento de inmigrantes con derecho al voto, y utilizan precisamente el muro fronterizo de Trump para motivarlos.
Otras caras de EU
Mientras tanto, las proyecciones de los cambios demográficos indican que para 2055 Estados Unidos se volverá un país de minorías, o sea, los blancos ya no representarán más de 50 por ciento de la población. Eso es un cambio sísmico que ya se está manifestando en algunos estados y ciudades (Los Ángeles y Nueva York, entre otras) donde los blancos ya no son mayoría.
Ante estos cambios, el mensaje demagógico de Trump y sus aliados de que ellos se están robando nuestro país ha cobrado resonancia entre algunos sectores, y desde bases ultraderechistas, como parte de la clase media baja y obrera blanca en este país. Al criminalizar a los inmigrantes, o los que lo parezcan, los ha convertido en los enemigos, lo cual ha generando elogios de partidarios del Ku Klux Klan y grupos de odio racial.
Los más vulnerables no temen al multimillonario
Sin embargo, algunos de los más vulnerables en este país, los inmigrantes indocumentados y sin derechos, se niegan a esconderse y rehuir esta ofensiva política en su contra.
“Señor Trump, no le tenemos miedo. Todos necesitamos vivir con derechos y ningún humano es ilegal. Hasta las mariposas monarcas tienen el derecho de viajar. Los niños no deben ser traumatizados por las palabras de Trump, quien genera tanto odio… Como dicen en mi país: me voy a echar un taco de trompa”, declaró Myrna Lozano, integrante de la Nueva Coalición de Santuario de Nueva York.
En el mismo acto en la histórica Iglesia Judson, este lunes, Liz Cortes afirmó: nos negamos a ser vistos como criminales, y junto al organizador comunitario Juan Carlos Ruiz denunció el odio, racismo y xenofobia que tanto daña a nuestras comunidades. En muchos actos de resistencia cotidianos a lo largo del país, están recordando y advirtiendo que ellos son los que representan el futuro de Estados Unidos.
Para mayor información sobre la campaña presidencial en Estados Unidos.
Fuente: La Jornada