Paul Miller era un chico normal: se la pasaba mirando actualizaciones en Facebook, escribía en Twitter, se comunicaba por Whatsapp y utilizaba Internet prácticamente para todo.
Era un adicto a la red.
Pero a los 26 años, Miller tomó una decisión drástica: desconectarse por completo del Internet y de sus redes sociales durante un año.
“Quería un descanso de la vida moderna. Quería escapar”, contó Miller en un artículo escrito para The Verge.
¿En los tiempos actuales es posible vivir sin Facebook? ¿Sin Twitter? ¿Sin Whatsapp?
Hay una tendencia cada vez más fuerte de personas que están tomando la decisión de salirse –como lo hizo Miller hace unos años– de las redes sociales.
“El décimo aniversario de Twitter parece un buen momento para dejarlo. Gracias a todos, buenas noches y buena suerte”, fueron los 115 caracteres que el periodista John Carlin escribió el pasado 20 de marzo para despedirse de la red del pájaro azul.
Carlin se fue y no ha vuelto.
A 10 años de la creación de Twitter y 12 de Facebook, la sociedad entera se ha volcado a tener un apartado virtual en alguna de las dos principales redes de esparcimiento en el mundo.
Mil 650 millones de usuarios activos reportó la red social de Mark Zuckerberg en abril pasado, mientras que el portal de los 140 caracteres tiene 332 millones de usuarios a enero de 2016.
Ante esa realidad, personajes musicales, culturales y del espectáculo, han sacado provecho de la alternativa social de Internet. Aunque no siempre se quedan de fijo ni en Facebook ni en Twitter.
Pero existe otro segmento, los desconectados. Los que nunca han mostrado interés en pertenecer a las redes sociales, volviéndose incluso personalidades de culto mucho más seguidos bajo el escrutinio público.
Los exiliados
A pesar de que en las redes sociales no hay distinción entre las edades de quienes las usan, ya que hay desde adolescentes hasta adultos mayores, en México son pocas las personas públicas que deciden estar fuera del universo cibernético.
El cineasta Arturo Ripstein es uno de ellos. A sus 72 años se encuentra lejos del espectro de Twitter y Facebook. Pero la edad no es un determinante, ya que realizadores estadounidenses como Oliver Stone o David Lynch de 69 y 70 años respectivamente, están activos en la red del pájaro azul.
Al preguntarle al realizador de “El lugar sin límites” (1977) –irónicamente vía correo electrónico– por su ausencia de los portales sociales del ciberespacio esto responde:
“No tengo nada que decir de ese tema, simplemente no participo del asunto y ya”.
El escritor regiomontano David Toscana también es de los que se mantiene alejado de las redes sociales.
Desde Lisboa, Portugal, el literato cuenta que valora la privacidad, la discreción y el silencio.
“Ni siquiera le puedo llamar ‘decisión’. Las redes sociales no me satisfacen una necesidad ni un deseo, así que, cerrando los ojos, las dejo pasar. Puedo vivir sin amigos que no conozco, sin acumular likes”, contesta el autor de “El ejército iluminado”.
Toscana también considera que no le hace falta compartir su intimidad, y tampoco le interesa observar las vidas ajenas. Confiesa que nunca se ha tomado una selfie, pero a pesar de su postura no está en contra de las redes sociales.
“Respeto que a mucha gente les sean útiles o al menos les entretengan. Tampoco tengo televisión, pero en eso sí soy más militante: opino que todos deberían arrojar sus televisores por la ventana”.
El literato señala que las redes sociales no son solo aquellas que están en Internet, son los canales de comunicación que se forjan al presenciarse ante más individuos, y eso genera el intercambio de conversaciones.
“Yo de vez en cuando me presento ante un público, doy cursos y conferencias. A veces me entrevistan en los medios. Sobre todo me expreso a través de mis novelas y deseo tener lectores. No utilizo Facebook ni Twitter ni muchas otras cosas, pero es obvio que me involucro en redes sociales de baja tecnología. Lo que sí me queda claro es que así haga contacto con miles de personas, apenas tengo cinco amigos o quizás cuatro,” concluye.
Facebook domina México
Para María Elena Meneses, doctorada en filosofía de la UNAM, Facebook ya llegó a un momento en el que no crecerá más en usuarios. Hoy en día, 9 de cada 10 usuarios mexicanos tiene una cuenta en la red social de Mark Zuckerberg.
“Ya no va a crecer más, porque se topa con la brecha de la pobreza, me parece que ya llegó a su tope Facebook. En el caso de Twitter aproximadamente seis o siete de cada 10 internautas en México tienen una cuenta”, especifica.
La especialista cree en que no todas las cuentas se encuentran participativas o activas en constancia, además de que Twitter está cayendo en un estancamiento, debido a que los tuiteros ya se encuentran limitados a solo seguir los lineamientos en 140 caracteres.
“A mí me parece que la red social donde hoy en realidad se genera la conversación, la más relevante sigue siendo Facebook”, aclara.
La tendencia de Facebook es, según Meneses, procurar que los usuarios se mantengan en la comodidad de la red social sin la necesidad de visitar otros portales.
“Google no pudo con Google Plus, justamente porque ya tenía coptado todo el mercado de la socialidad contemporánea Facebook y ahora quiere conectarse a la gente con su internet.org”, detalla.
Internet.org es una iniciativa que pretende acercar a la Web a territorios donde actualmente no se encuentra disponible, ya que el argumento está basado en que el conocimiento que se logra a través de internet, es imprescindible para las generaciones de hoy en día.
El doble filo de las redes sociales
El director de teatro y dramaturgo David Olguín, mantiene una cuenta de Facebook en la que solo hay dos “amigos”, su hijo y la mamá de un compañero de su vástago.
“Hay dos líneas de todo el mecanismo que me parecen nauseabundas. Uno la socialización extrema, la idea de tengo 700 amigos, tengo mil 200 amigos y hasta 5 mil, me parece aberrante (…) y luego la otra línea que me parece terrible, es que llegó un punto donde lo que te hallas al no tener ningún filtro es la posibilidad del infundio, la denigración pública, la denostación, el insulto (…) al no medir alguna editorialización de información, que era lo que ocurría en las discusiones públicas, para que tuvieran nivel, que se vuelven de una bajeza que su mayor expresión para mi es el anonimato”, señala.
El ganador al Premio Nacional de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón 2010 cree que “hay momentos donde se celebra la estupidez” en las redes sociales, y a pesar de que éstas pudiesen ser un instrumento para dar a conocer sus puestas en escena, él se evoca a hacer su profesión teatral.
“Por otro lado, lo que inquieta mucho es el grado de soledad en el que vivimos también en el mundo contemporáneo, el abuelo sí se puede comunicar con los nietos, con los hijos a distancia pero el viejo no deja de estar en las paredes, por más que esté comunicándose por Skype. Claro, pensar en esa comunicación a distancia, económica, barata que nos acerca, es maravilloso”, dice.
Confiesa que le da pánico y terror estar expuesto ante los ojos de cientos o miles de internautas y replicar a quienes puedan estar observando sus publicaciones, por eso mantiene distancia en el mundo digital.
“Me siento a veces sin tiempo, me da terror la posibilidad de tenerle que contestar a 600 personas algo, o de poner algo en un muro para que se enteren 500 gentes, me da pánico (risas) lo veo difícil”, puntualiza.
El hombre sin redes
Ismael Nava tiene 37 años, dirige y produce medios audiovisuales en Monterrey desde su casa productora Bandera Negra, sin embargo una peculiaridad le hace distinto a sus amigos y familiares: nunca ha pertenecido a una red social.
El comunicólogo egresado del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) nunca ha tenido apego por estar en una constante comunicación, ya que desde que regresó de hacer su maestría en cinematografía en el Centre D’Estudis Cinematografics de Catalunya (CECC) en Barcelona, España en 2005, tardó seis meses en comprar un celular.
Nava comenta que nunca tuvo una postura en la que él estuviera negado a pertenecer a las redes sociales, simplemente no sintió la necesidad de estar en ellas ya que argumenta que a pesar de ser una persona evocada a la comunicación, va un paso atrás en la tecnología.
“Ya cuando pasó tanto tiempo que ya la gente tenía (redes sociales), ya la gente se acostumbró a que yo no tenía, entonces si había un evento que se organizaba por Facebook, a mí me hablaban o me mandaban un mail”, dijo.
A pesar de que Nava esté fuera del universo social en internet, él respeta a quienes hagan uso de Facebook, Twitter, Instagram o Snapchat, ya que cree que sí ayudan a la comunicación entre personas, pero solo de manera complementaria.
“Está bien que localices a tus amigos por ahí, des likes a sus fotos o lo que sea, pero si no lo complementas con ‘oye vamos a una fiesta hoy, vámonos por unas cheves, vamos a comer’, precisamente no estás alimentando la amistad nada más por ver lo que están haciendo o dar likes a sus fotos”, argumentó.
El realizador asevera que más allá de las herramientas informáticas en las que se han convertido los espacios sociales, solo son un espacio virtual, dejando de lado a la realidad.
“No es una interacción real, entonces prefiero como interacciones normales como las que tenía desde antes. Toda mi juventud hasta los veintitantos realmente las redes sociales no eran algo importante”, ejemplificó.
“Redes sociales son autocomplacientes”
La actriz Angélica Aragón es otra de las personalidades culturales que está fuera del espectro del Internet, y a pesar de que haya cuentas en Facebook y Twitter a su nombre, ella denuncia que ninguna es oficial o de su pertenencia.
“No tengo tiempo, tengo mucho trabajo, me parece que las redes sociales son lugares autocomplacientes”, aclaró vía telefónica.
“Si vamos a usar las redes, hay que comunicar cosas que sirvan, no para ver lo que estoy desayunando”, criticó para aquellos que usan Instagram publicando fotos de su comida.
Aragón cree que el uso desmedido de los espacios sociales cibernéticos son un estímulo al ego.
A pesar de que la artista esté fuera del contacto virtual, defiende que si se encuentra informada con la actualidad, ya que le gusta leer de ciencia, nanotecnología y hasta del colisionador de hadrones, que se encuentra en Europa.
“He estado en tres ocasiones en el lugar, ahí en la frontera de Suiza y Ginebra” confirmó Aragón, quien cree que “todo sucede en el mundo real, no en el virtual”.
Se van para volver
Las redes de Facebook y Twitter también se quedaron “en blanco”, incluso las cuentas personales de Thom Yorke, líder de la banda, siguieron el ejemplo “blanqueando” su contenido.
Sin embargo, todo fue un manejo publicitario por parte de los músicos, ya que dos días después reactivaron su vida en la Web para promocionar su nuevo sencillo “Burn the witch”.
A una semana del acto escapista “A moon shaped pool” se convirtió en el noveno disco de estudio del quinteto musical.
Meneses comentó que esta experimentación mercadotécnica es una estrategia que le funciona a la banda inglesa, pero reiteró que si no se está en la Web, no se existe en el mundo moderno.
“En el caso del espectáculo, si no estás en las redes (sociales) no existes, entonces no me sorprende que quienes le manejan la mercadotecnia a Radiohead hayan innovado con ese tipo de estrategias”, dice.
Otro que ha cerrado su cuenta personal y ha regresado en al menos dos ocasiones es Andrés Calamaro, quien en enero pasado amagó de irse de Twitter luego de sentirse agraviado por los comentarios entre los cibernautas.
La también investigadora explicó que no todos entienden el manejo de las redes sociales y la intermitencia se debe a la falta de comprensión de la volatilidad en los comentarios vertidos en Facebook y Twitter, a pesar de que estas desapariciones voluntarias son un fenómeno cotidiano.
“Y también tienes que estar dispuesto a pues ‘aguantar vara’ como se dice en México, si estás en las redes (sociales) te aguantas y no todo mundo está preparado para eso”, argumenta.
Quien decidió dejar de usar su Twitter debido a que precisamente no aguantó el ritmo de los comentarios negativos o “trolleo” de los usuarios, es la actriz Lena Dunham.
En septiembre del 2015, Dunham tomó distancia de su cuenta, debido al acoso y el abuso verbal misógino que sufrió al subir una fotografía en ropa interior, sin embargo, su perfil sigue activo en la red de 140 caracteres, solamente que es manejado por un administrador de redes sociales.
Un año después de que se desconectó de las redes, Paul Miller publicó un artículo sobre su experiencia de estar sin redes sociales ni Internet.
“Me equivoqué”, escribió en su artículo. “Pensé que me hacía improductivo. Me pareció que estaba corrompiendo mi alma”.
Fuente: Reporte Índigo